Es necesario una mejor iluminación y un más eficaz sistema de señalización vial
Edición Impresa | 26 de Octubre de 2017 | 03:05

Cuando hace varios meses se inició la obra de construcción de un puente sobre el camino Centenario, a la altura del Distribuidor Benoit, se advirtió en esta columna sobre la necesidad de que la inevitable creación temporaria de trastornos para el tránsito se viera acompañada por todas las previsiones posibles destinadas a reducir al mínimo los problemas que esos trabajos causarían en la vía pública.
Ya en los primeros días del corte se advirtió que, sin embargo, esa advertencia fue desoída, cuando centenares de conductores que transitaban desde La Plata hacia la zona norte decidieron esquivar las restricciones existentes, “habilitando” en forma espontánea el espacio verde y los taludes existentes para acceder hasta el camino Belgrano. Literalmente, “se colaban” hacia esa traza mediante una maniobra tan arriesgada como prohibida.
Superada esa anomalía mediante la precaria instalación de taludes de tierra sobre el tramo del Belgrano que había sido literalmente invadido a contramano por los automovilistas transgresores, comenzaron a advertirse otros trastornos y deficiencias absolutamente impropias para un sector que es la principal vía de ingreso y egreso a la Ciudad.
Bien se conoce que, lamentablemente, en las últimas jornadas se registró un accidente de características trágicas, que derivó en la muerte de una joven. No obstante ello, el análisis que se formula ahora en esta columna no alude en absoluto a ese caso particular sino que atañe a deficiencias generales en materia de iluminación y señalización, que se presentan en distintos sectores de nuestra zona y que constituyen potenciales factores de riesgo.
En el caso del Distribuidor, no existen siquiera señales que le indiquen al automovilista hacia dónde debe dirigirse para ingresar a La Plata. Esto se puede advertir sobre la calle 517 entre los caminos Centenario y Belgrano, en donde ninguna señal le indica al conductor que al llegar al Belgrano debe doblar hacia la izquierda para acceder a nuestra ciudad. Esto lo saben, por supuesto, los automovilistas que residen en nuestra zona. Pero muchos que llegan desde Buenos Aires y que viven allí o en otras localidades, suelen extraviarse y, por ejemplo, cruzar el Belgrano y continuar a contramano por la 517.
La gran oscuridad reinante en toda la zona del Distribuidor conspira para que, en horas de la noche, muchos automovilistas transiten de manera errática, en un sector en el que, además, se encuentran las entradas y salidas a tres hipermercados, con calles laterales cortadas que contribuyen a complicar los desplazamientos.
No hace mucho se vivió la experiencia negativa originada por la repavimentación y ampliación de avenida 122, que fue representativa -por las demoras que insumió, por los innumerables problemas que le creó a los vecinos y al tránsito- de lo que ha ocurrido con muchas obras públicas, especialmente con las referidas a remodelaciones de avenidas y reparaciones de calles. Tanto de ese caso, como de otras obras de magnitud -como, por ejemplo, las de la aún reciente ampliación de la Autopista- las autoridades viales deberían haber extraído conclusiones útiles para evitar que se produzcan graves problemas para el flujo vehicular.
Más allá de las planificaciones racionales que deben existir para una debida programación de los trabajos viales, que permitan una fluida ejecución, la Ciudad debe contar con una dotación suficiente y eficaz de señales, así como con una iluminación acorde con las crecientes demandas de un parque automotor cada vez más creciente.
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