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Joven |Vol. iii, ya en las plataformas

Güacho: Distorsión y búsqueda

La banda de los hermanos Joaquín y Lisandro Castillo y Hernán Torres le escapa a la etiqueta stoner y se descuelga con un disco que depura su sonido

Güacho: Distorsión y búsqueda

Por Diego dipierro y jose maldonado

6 de Octubre de 2017 | 01:57
Edición impresa

Una señal interferida y un acople. Apenas unos segundos de ruido abren la puerta a un riff letal. Y la guitarra distorsionada sacude el silencio. Así, casi como una declaración de principios, arranca Vol. III (La persistencia de la memoria), de los platenses Güacho, lanzado hace apenas algunas semanas y que será presentado en la Ciudad el próximo sábado 14.

El esperado tercer disco de la banda de los hermanos Lisandro y Joaquín Castillo (guitarra y voz y bajo, respectivamente) y Hernán Torres (batería) muestra un sonido más depurado, la novedad de la inclusión de teclados y una inclinación por la búsqueda de nuevos colores sin perder la referencia al rock pesado, el blues y la distorsión.

En la tapa, la banda se muestra ante una especie de altar personal: los instrumentos, el fuego, los recuerdos familiares y los amigos de siempre, esos con los que conforman un colectivo de trabajo a través del cual editan sus discos y organizan sus fechas.

Cada uno de los discos de Güacho tiene un título distintivo. ¿Qué relación tienen con los temas que se abordan en las letras? ¿Qué nuevas cuestiones hay en La persistencia de la memoria?

(Lisandro) En sí, para empezar, es como si la trilogía precediera a la idea de banda. Era una fórmula de tres por tres, por tres. Tres personas, para tres discos, para tres viajes. Una especie de experimento creativo que desembocaba en una unidad global de tres. Algo que podía suceder o no, los proyectos de largo plazo son en general completamente impredecibles. Una especie de cáscara con un incierto en el contenido. En el primer volumen todo era iniciación, elección e identificación de lenguajes, tanto instrumentales como líricos y estéticos. En el segundo ya estábamos dentro, descubriendo eso, con más información pero aún descubriendo. Ya en el tercero, el nombre, que venía merodeando desde el principio, se hizo inevitable. La memoria está pensada como esa voluntad, casi tozuda, de mirar hacia atrás. Aprender de eso, ir a buscarlo y ver qué hay de diferente al encontrarlo. Un proceso final de síntesis, un estadío nuevo y a la vez esa idea de cierre, de recuerdo, de cierta oniria”.

¿Cómo fue el proceso a través del cual llegaron al Vol. III?

(Joaquín) “Si bien nosotros veníamos construyendo un lenguaje a la hora de componer, a medida que la banda fue creciendo las herramientas para lograr determinadas cosas se optimizaron también. En este disco hubo más dinero para invertir, más tiempo. Y la posibilidad de elegir un estudio dónde queríamos grabarlo. Nos fuimos tres días al Estudio El Abasto de Alvaro Villagra, un tipo que grabó a Los Fabulosos Cadillacs, La Renga, Pappo, Almafuerte, muchos de los discos con los que nosotros crecimos, ese rock de los ‘90 que nosotros escuchábamos de pendejos”.

El sonido del disco tiene algunas cosas poco usuales en la banda, como la inclusión de teclados

(Joaquín) “De hecho, es la primera vez que metemos teclados. Eso surgió un poco a partir de las ganas de sumar otros colores. Lo que nos pasaba es que hasta ahora sentíamos que las canciones no lo pedían. Y con este disco, si bien seguimos en una línea de rock y blues más pesado, cuando lo estábamos armando nos imaginábamos determinados temas con el color que le podían dar otros instrumentos. Con el teclado buscamos un sonido bien específico, que es el del Rhodes, muy clásico. No era ni un piano, ni un Hammond. Era ése. Lo llamamos a Julián Rossini, un tecladista tremendo. Nosotros no somos muy pirotécnicos con respecto a las cosas y estaba buenísimo que sea alguien que entienda igual que nosotros que lo que necesitábamos eran pequeños matices”.

De hecho, cuesta encontrar en el sonido la participación de los invitados, tanto de Julián Rossini como de Shaman Herrera o de Lucas Finocchi...

(Joaquín) “Es que la idea desde lo artístico era que se fundan con la banda, que tengas que buscarlos. Te llama la atención, sí, porque es un color distinto. Pero no son evidentes. Fue como un juego”.

Decidieron darle más fuerza a la canción que en los anteriores discos ¿Fue un proceso natural en la banda?

(Lisandro) “Sí, un poco. Los procesos van cambiando a medida que va sucediendo la historia de cada uno y de cada banda. Empezaron a aparecer músicas con mas esqueleto, que es algo que ya sucedió en el Volumen II y continuó hacia este tercero. Mas bien en este tercer caso intentamos darle mas trabajo a ese esqueleto y darle formas más diversas. Hay grandes porciones instrumentales dentro de las canciones con el fin de que cada tema sea prácticamente una aventura audible. Apareció la necesidad de incluir algunos instrumentos adicionales y ambientes que no habíamos utilizado antes.

¿Qué diferencias encuentran entre este disco y los anteriores?

(Joaquín) “Sobre todo en el desarrollo de un lenguaje. A partir de que fueron pasando los discos fuimos encontrando una manera de trabajar, una manera de componer. En este disco lo que yo veo es que hay una estructura más de canción. Y también creo que hay un ambiente más blusero, que hay temas con tempos más bajos e improvisación”.

¿Eso tiene que ver con lo que escuchaban de chicos?

(Joaquín) “Sí, de una. Pappo, por ejemplo”.

¿Son de aprovechar los recursos técnicos, en cuanto a pedales, efectos, etcétera?

(Joaquín) “Hay un gusto particular por algunas cosas. Quizás yo como me dedico específicamente al audio soy más manija. Lisandro es más simple: sabe cómo le gusta sonar y va a eso. Tenemos pocas cosas, utilizamos muchos delay, reverb y distorsiones. No hay mucha locura. Lo que sí hay un laburo muy grande en el toque. Cuando vamos a grabar un tema lo ensayamos muchísimo, porque hay cosas que van decantando a medida que las tocás. Es como si a las canciones se le fueran cayendo capas. Con el audio lo que intentamos es que refleje a la banda tocando en vivo y no inflarlo demasiado, pensando en el momento de llevarlo al vivo”.

¿Se sienten una banda del género stoner? Es una referencia fuerte cuando se hablar de Güacho y ustedes además compartieron escenario con grupos emblemáticos del género.

(Joaquín) “Esa etiqueta la entendemos porque les sirve a algunos para intentar definirnos. Pero nosotros no nos sentimos para nada una banda stoner. Sabemos qué es una banda stoner, tenemos amigos que hacen ese género y Güacho no lo es. No es que nos moleste. Pero no lo es. Lo que sucede es que cuando haces un rock un poco más fuerte te hacen caer ahí porque es una referencia. Somos totalmente ignorantes del género, de hecho la única banda que nosotros escuchamos stoner es Los Natas. Para mí una banda stoner es Humo del Cairo. Si nos pusiéramos esa misma etiqueta sería hasta medio chanta (risas)”.

(Lisandro) “No nos identificamos tanto ni con el hard rock, ni con lo progresivo. No sé si hay una identidad acá, quizás sí. Siempre nuestra búsqueda estuvo más cerca de la psicodelia, el blues y el folclore por poner algunos faros. Sus espíritus y no tanto su estructura o sonoridad. Pero más allá de la identidad del estilo, tal vez nos veamos más identificados en la idea cultural de rock que ha venido proponiendo la ciudad en muchos casos

colectivo en marcha

¿Siguen trabajando en colectivo como cuando empezaron?

(Joaquín) “Somos un grupo de amigos. Lisandro es mi hermano y con Hernán nos conocemos desde los 12 años. Tenemos amigos que se dedican a cosas que nos complementan y se copan. Lucas (Borzi) que hizo el arte de tapa es escenógrafo del Teatro Argentino. La tapa es un telón pintado que simula un bosque ahí fuimos a un galpón se colgó e hicimos las fotos, aunque después se retocaron. Nos gusta y tenemos muchos amigos que les interesan. En la banda siempre hubo un interés por lo visual muy importante. Siempre estuvo”.

Dentro de la escena de La Plata no hay muchas bandas que hagan el estilo que hacen ustedes, que tienen una gran respuesta de público. ¿Sienten que estaba faltando?

(Joaquín) “La Plata tiene otra identidad, quizás más vinculada al indie. Yo no sé por qué se copa o nos va a ver, porque no me resulta coherente. El estilo que hacemos quizás es raro. Supongo que tiene que ver con lo que sucede, con que de alguna manera, bien o mal, lo que hacemos es honesto y eso quizás llega. Siempre hicimos música juntos, siempre respetamos lo que nos pasa haciendo música juntos. Cuando yo veo una banda veo eso, si le creo o no le creo, si me parece de verdad lo que están haciendo o no. Y puede que lo que sucede con Güacho tenga que ver con eso. Sencillamente somos tres amigos tocando de una manera honesta. Y eso va más allá de los géneros”.

 

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