Versiones y especulaciones antes de definir nuevas autoridades en Diputados

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Por MARIANO PEREZ DE EULATE
mpeulate@eldia.com

La orden que bajó María Eugenia Vidal se cumplirá a rajatabla en la Legislatura bonaerense: bajar el gasto del cuerpo, en especial en Diputados. Y tiene que votarlo la composición actual del Palacio de las leyes, último gesto de los que dejarán sus bancas el 10 de diciembre. Capítulo aparte será la renovación de autoridades. Hace semanas circulan versiones y rumores respecto a lo que puede pasar. En especial en la Cámara Baja, allí donde el Ejecutivo quedará a muy pocas bancas de la mayoría propia.

Vidal ya no necesita negociar con la oposición una presidencia rotativa, como debió hacer con el Frente Renovador de Sergio Massa en sus primeros dos años de gobierno. La mandataria salió empoderada de las elecciones de octubre y el massismo quedó disminuido legislativamente. Eso se traducirá en una redefinición de las lógicas que rigieron al Parlamento desde diciembre de 2015.

Lo más natural sería que el actual titular de Diputados, Manuel Mosca, sea reelecto en el cargo. Por lo que se sabe, el hombre de Bolívar es una suerte de alter ego de la gobernadora en el Poder Legislativo. Y, dato adicional poco conocido por el gran público, es el esposo de la electa senadora nacional por Buenos Aires, Gladys González. Una pareja de poder.

Sin embargo, hay que decirlo, circulan versiones de todo tipo, a cuarenta días de a votación para definir nuevas autoridades. Una bastante extendida en el mundillo político –y fogoneada por los que no quieren al de Bolívar- es que Mosca habría sido objetado por la implacable Elisa Carrió, una de las grandes ganadoras de la última elección y figura muy fuerte de Cambiemos. ¿Motivos? Tantos como fuentes se consulten; desde cuestiones políticas hasta temas personales. Hay que decir que nunca se escuchó a Carrió criticarlo en público, como sí sucedió con otros hombres del PRO.

Los que abonan esta tesis sostienen que Lilita iría por la presidencia de la Cámara Baja, intentando ubicar allí a una recién llegada: Maricel Etchecoin, titular de la Coalición Cívica bonaerense (CC), electa recientemente como representante de la Tercera Sección Electoral y vecina de un bonito country de San Vicente. La idea está destinada a encontrar resistencia no sólo en Cambiemos sino también en el resto de las fuerzas políticas; en especial en el peronismo, donde Carrió genera escozor. Dato a favor de Etchecoin, que agitan en la CC: en la noche del triunfo electoral, ya sobre el escenario de los festejos en Costa Salguero, Vidal la nombró cuando tuvo que agradecer individualmente por los esfuerzos prestados.

“Vidal ya no necesita negociar con la oposición una presidencia rotativa, como debió hacer con el Frente Renovador”

Como para alejar rumores, fuentes legislativas de Cambiemos aseguran que Mosca logró cerrar su reelección a la presidencia de la Cámara durante un reciente viaje a Washington para visitar el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el que estuvo acompañado por colegas de casi todas las bancadas: desde kirchneristas hasta margaritos. Por cierto, lenguas ponzoñas cuestionaron ese gasto en momentos en que la gobernadora pretende hacer un culto de la austeridad. Detalles.

Una segunda versión en los pasillos legislativos asegura que Mosca será reelecto pero con una suerte de plazo fijo: mitad del año 2018, donde pasaría a integrar –licencia mediante- el Poder Ejecutivo. Los rumores dicen que podría recalar en el ministerio de Gobierno, que hoy ocupa Joaquín De la Torre. El ministro estaría evaluando, dicen los que lo conocen, un regreso a su pago chico: es intendente en uso de licencia del distrito de San Miguel.

Las razones serían varias: choques con otros miembros del gabinete (¿Cristian Ritondo? ¿Gustavo Ferrari?); un resultado electoral en San Miguel que no llegó a ser demoledor (46,95% contra 35,18% de Unidad Ciudadana en el nivel concejales pero menos de 7 puntos de distancia en senadores), y, claro, resquemores sobre su sucesor en el Municipio, Jaime Méndez, quien estaría edificando por su cuenta una muy buena relación con la Casa Rosada.

Sería una pérdida para Vidal, que valora el trabajo personal que realizó De La Torre en Mar el Plata durante la pasada campaña para asegurar el triunfo del oficialismo en un distrito muy poblado y que es gobernado por un intendente, Carlos Arroyo, que suele ser definido en la gobernación como “difícil”.

La eventual salida de Mosca de Diputados -se reitera, un escenario que hoy parece lejano- llevaría a Cambiemos a plantear una jugada para asegurarse la sucesión: que el próximo vicepresidente del cuerpo sea del oficialismo. Ese cargo hasta diciembre está en manos del massismo (el diputado Ramiro Gutiérrez), por aquel acuerdo rotativo entre Vidal y Massa. Anidaría allí una polémica segura: es un cargo que quiere el peronismo pero si se decide que quede para Cambiemos es cantado que se anotará también el radicalismo, siempre ávido de aumentar sus espacios de poder real dentro de la alianza gobernante.

La aspiración de mínima de los radicales, claro, es mantener la presidencia del bloque de Cambiemos, que se verá fortalecido desde diciembre. El actual titular, Jorge Silvestre, tiene intenciones de seguir. Hay tensión por eso: se supone que es hombre del alfonsinismo, el sector interno más crítico contra Mauricio Macri y su tendencia a pintar todo de amarillo.

En la otra esquina del ring aparece Maximiliano Abad, referenciado en el siempre influyente Ernesto Sanz (¿será ministro nacional en breve?) y que tuvo un papel importante en el triunfo marplatense. El vicegobernador Daniel Salvador, jefe de la UCR provincial, tendría la pretensión de anotar el nombre de Sandra París en la grilla de candidatos.

Está claro que el massismo quedó con la capa caída luego de las elecciones. Sergio Massa, dicen, ha tenido “ruidos familiares”. Varios legisladores que entraron con el aluvión del 2013, cuando el de Tigre le ganó al kirchnerismo, dejan sus bancas. El cuñado de Massa, el senador Sebastián Galmarini, no logró la reelección por la Primera Sección. A la madre de éste y suegra de Massa, Marcela Durrieu, no le alcanzó para repetir como concejal de San Isidro, donde es opositora al intendente Gustavo Posse. Quien, por cierto, festeja el alejamiento.

Galmarini está auto anotado para ocupar el sillón en el directorio del Banco Provincia que dejará el también massista Daniel Arroyo, quien sí logró ingresar a la Cámara de Diputados de la Nación. Es una silla deseada: estaría detrás de ella el diputado platense Juan Amondarain, cuyo mandato también caduca en diciembre.

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