Visitaron la Estancia Grande

Vecinos de la zona y visitantes se acercaron hasta el Batallón 601 de City Bell, para realizar una visita guiada a los edificios habitados por la familia del fundador Jorge Bell hasta el año 1944, actualmente pertenecientes al cuartel de la Agrupación de Comunicaciones 601.

De la actividad participaron dos grupos de unas 40 personas, que en dos turnos, a las 11 y 14 horas con un total de más de 60 visitantes que recorrieron los cinco edificios históricos, uno de los cuales alberga al Museo de las Comunicaciones, además de otras instalaciones del cuartel.

Habitualmente los visitantes que son de la zona Norte –entre los cuales hubo muchas familias- compartieron historias que de alguna manera se relacionan con la de la localidad o algunos de los temas que surgen durante el recorrido, durante el que el vecino citibelense Juanjo Vendramín, empleado civil del lugar, oficia de guía.

Los visitantes pudieron descubrir vestigios de una compañía jesuita que estuvo en esas tierras hace 370 años, conocer el lugar donde descansaron los soldados ingleses antes de las invasiones de 1807 e ingresar al casco de la Estancia Grande, uno de los establecimientos de campo más importantes del siglo XIX.

La Agrupación de Comunicaciones 601 de City Bell es la más grande que tiene el Ejército en su tipo; también funcionan en ese predio de 106 hectáreas el Batallón de Operaciones Electrónicas y el Batallón de Mantenimiento. Con una actuación estratégica en la Guerra de Malvinas y múltiples participaciones en acontecimientos civiles como las inundaciones, para muchos ese lugar que ven a su paso por el Camino Centenario, es un cuartel del que poco se sabe, pese a que trabajan allí unas 550 personas.

El visitante también se encuentra con un poblado autónomo en el que hay desde una panadería hasta un expendedor de combustible.

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Allí vivieron aborígenes querandíes y hubo asentamientos guaraníes. Con posterioridad, Juan de Garay repartió entre los colonos una franja de tierra que iba desde el actual Parque Lezama hasta Magdalena.

Según la documentación existente, los jesuitas se establecieron allí alrededor de 1650 y permanecieron hasta 1695, cuando se vendieron las tierras a Luis de Pezoa de Figueroa, un importante hacendado de la época.