Perpetua por matar, mutilar y tratar de cometer una estafa

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Un hombre fue condenado ayer a prisión perpetua por matar al dueño de la casa que él alquilaba en San Isidro, cortarle las falanges de los dedos, descartar el cadáver e intentar vender la vivienda haciéndose pasar por su víctima, informaron fuentes judiciales.

Se trata de Juan Pablo Barbaria (65), quien fue condenado a la pena máxima por el homicidio de Hernán Rodolfo Stolzenwald (49), en un fallo dictado por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de San Isidro.

El condenado, quien llegó al juicio detenido, también fue declarado reincidente, ya que tenía condenas previas en otras causas, entre ellas, por venta de drogas. En el debate Barbaria dio una insólita versión de los hechos en la que se desligó del homicidio al asegurar que él había encontrado a Stolzenwald “colgado”, dando a entender que se había suicidado, y que sólo admitía que quiso vender la casa.

La fiscalía logró descartar esta versión al exponer las pericias forenses que determinaron que el surco de ahorcadura que presentaba Stolzenwald no era vertical y compatible con una persona que se ahorca colgándose. Por el contrario, los expertos establecieron que esas marcas eran horizontales como las que quedan cuando un tercero realiza sobre la víctima la maniobra de estrangulamiento a lazo.

También dijo el imputado que con ayuda de dos policías “de toxicomanía”, descartó el cadáver y que ellos habían sido los responsables de cortarle a la víctima las falanges de los dedos para dificultar la identificación. Los médicos legistas demostraron que si bien algunas de las falanges de la víctima habían sido cortadas post mortem, otras fueron amputadas en vida o agonía.

Otra prueba que lo comprometió fue que en la bolsa donde apareció el cadáver se halló ADN cuyo perfil genético de Barbaria. La causa tuvo como testigo clave a la persona que se había interesado en comprar la casa de la víctima y dudó por el bajo precio y algunas actitudes del ahora condenado.

 

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