Un problema endémico

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La reciente ola de acusaciones contra Harvey Weinstein parece haber abierto la puerta a las víctimas de abuso sexual en la meca del cine para que puedan contar su verdad sin miedo a las represalias. Y la cantidad de voces que se levantan día a día contra las estrellas de Hollywood parece confirmar que se trata de un problema endémico, sistemático, y no, como se pensó durante muchos años, de casos aislados.

Y eso que la cantidad de acusados durante los años, aún con la “omertá” que parecía regir en la industria (y que confirmaron los propios actores que reconocieron haber ayudado a Weinstein a tapar sus escándalos), ha sido alta: los casos más reconocidos son los de Woody Allen (casado con su hija adoptiva y acusado por otra hija adoptiva, Dylan Farrow, de abuso); Roman Polanski (que fue denunciado cinco veces por abuso de menores y admitió haber violado a una chica de 13 años) y Michael Jackson (condenado por el acoso sexual a un chico de 13 años); pero Hollywood esconde muchas más historias.

Por ejemplo, Alfred Hitchcock fue denunciado numerosas veces por la actriz Tippi Hedren, quien relató que su descubridor controlaba todos sus movimientos de manera obsesiva y hasta la atacó sexualmente. Otro ícono de Hollywood, Marlon Brando, fue acusado por Maria Schneider de haberla abusado sexualmente durante el controversial rodaje de “Ultimo tango en París”.

Más: John Travolta, fue acusado por tres masajistas de acoso sexual, aunque en lugar de condenar al actor, las víctimas fueron cuestionadas por la Policía; Sean Penn fue denunciado por Madonna, su ex esposa, de abuso sexual y de mantenerla de rehén en su casa. Recientemente estalló el caso de Bill Cosby, acusado por numerosas mujeres de haberlas drogado y violado, todo en el mismo año que Casey Affleck, acusado de acoso sexual por dos colegas, ganó un Oscar, y Harvey Weinstein, Kevin Spacey y Dustin Hoffman cayeron en desgracia.

 

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