Desesperada búsqueda de un nene que entró en una tosquera con agua y no lo encuentran

Tiene 5 años y fue a ese predio a pescar junto con un familiar de 12. El pidió ayuda. Se montó un fuerte operativo de rescate

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En la misma semana en que dos chicos murieron ahogados en piletas de la Región, tuvo que desplegarse anoche un impresionante operativo de rescate para encontrar a un niño que desapareció en una tosquera de Abasto.

Fuentes oficiales informaron que el hecho ocurrió en un predio ubicado en el kilómetro 50 de la ruta 2, donde un par de chicos habría ido ayer a pasar la tarde.

Se trata de un nene de 12 años y su sobrino de 5, quienes estaban pescando en una tosquera y de repente entraron en el agua, para jugar, refrescarse o por accidente.

El mayor de los dos pudo salir a salvo, pero el más chiquito, llamado Antoni, no. “El tío lo buscó y gritó su nombre, pero como se dio cuenta de que podía estar en peligro corrió a buscar ayuda”, dijo una fuente oficial.

Después de que el niño le contó a su familia lo que había pasado y ellos llamaron a los servicios de emergencia, se montó en la zona un impresionante operativo para tratar de dar con el pequeño.

operativo de rescate

A la escena acudieron policías del Comando de Patrullas, la comisaría Séptima de Abasto (con jurisdicción en esa zona), bomberos de distintos cuarteles y Defensa Civil, además del personal del SAME.

El paso de las horas y la llegada de la noche complicaron la búsqueda y profundizaron la angustia, pero al cierre de esta edición se mantenía la zona preservada y contenían a los familiares del niño desaparecido, mientras se espera retomar el operativo con las primeras luces del día, se explicó.

Este predio está ubicado detrás de una fábrica. Y la tosquera se ha vuelto una verdadera trampa, como advierten todos los años los especialistas de la Región.

Por tratarse de escenarios repetidos de tragedias, los expertos recomiendan evitar internarse en estos socavones, a los que califican como “traicioneros” y “mucho más peligrosos que el Río”.

Formadas sobre explotaciones de origen humano que quedan abandonadas y se llenan de líquido por arriba -lluvias- y por debajo -filtraciones desde las napas superficiales-, las cavas son buscadas en períodos de altas temperaturas por chicos y grandes que pretenden aliviar el agobio. De esta manera, no es casualidad que ocurran accidentes fatales cada temporada. Para el bañista ocasional, son cepos mortales de variada superficie -de una a treinta hectáreas- y profundidad -entre un metro y 25-; llenos de basura, con suelos arcillosos, atestados de algas y plantas subacuáticas; y cubiertos por agua estancada.

El predio de la cantera está en el kilómetro 50 de la ruta 2, detrás de una fábrica

 

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