Cada vez más mujeres utilizan semen y óvulos de donantes para ser mamás

Entre la postergación de la maternidad, las parejas igualitarias y el fenómeno de las “madres solteras por elección”, el uso de gametas de banco creció más de un 700% en el país

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NICOLAS MALDONADO

nmaldonado@eldia.com

Aunque toda su vida había soñado con formar una familia tradicional, a sus 37, sin pareja y con un deseo enorme de ser madre, Natalia Pérez Anaya sintió que no quería seguir condicionando ese deseo a una relación. “La pareja podía venir después, o no; pero es una realidad que a las mujeres se nos viene la noche biológica y no tenía mucho tiempo para perder. La biparentalidad no es garantía de una crianza correcta. Para traer a un niño al mundo sólo es necesaria una condición: .el amor”, cuenta Natalia, quien en 2014 recurrió a una donación de semen para convertirse en mamá.

De la mano de historias como la de Natalia, que es psicóloga y madre de mellizos, los embarazos logrados por donación de gametas aumentaron en diez años más de un 700% en el país. De los 109 casos anuales que reconocía el Registro Argentino de Fertilización Asistida en 2004 la cifra saltó a 830 en 2014, última fecha de actualización. De ahí que algunos centros de fertilidad, calculan que la tasa de crecimiento superaría incluso el 1000%, al día de hoy.

Si bien el fenómeno se encuentra fuertemente impulsado por la figura de las “madres solteras por elección”, en él confluyen también otras realidades sociales de peso. Es el caso de las parejas homosexuales que buscan tener hijos, y la tendencia cada vez más marcada de las mujeres a postergar la maternidad ya sea por un proyecto profesional o personal. Cualquiera sea el caso, lo cierto es que una práctica que hasta hace pocos años era infrecuente y suscitaba grandes prejuicios, hoy resulta cada vez más común. Tanto es así que tres de cada diez pacientes que inician tratamientos de fertilidad hoy están recurriendo por distintas razones a donantes de esperma u óvulos para gestar un bebé.

MATERNIDAD POSTERGADA

“El porcentaje de tratamientos con donación de gametas viene creciendo en forma exponencial. En gran parte porque las mujeres llegan a la consulta cada vez más tarde, cuando la posibilidad de usar sus propios óvulos es menor, pero también porque estamos atendiendo a más parejas igualitarias y a más mujeres que eligen ser madres solteras por elección”, detalla la especialista en fertilidad Natalia Tarducci, coordinadora del Programa de Fertilización Asistida del ministerio de Salud de la Provincia e integrante de la clínica Procrearte.

“La mujer ha retrasado mucho su maternidad: hoy su promedio de edad al llegar al a primera consulta está entre los 38 y los 39 años. Y dado que la edad de la mujer incide en su fertilidad, el momento en que decide planificar su maternidad se ve reflejado en el tratamiento que debe realizar para lograr ser madre”, coincide en señalar Fernando Neuspiller, coordinador del Programa Nacional de Reproducción Médicamente Asistida y director de Instituto Valenciano de Infertilidad.

Tal fue precisamente el caso de Viviana Huiquilaf, una médica pediatra que a sus 48 años está a meses de cumplir finalmente su sueño de convertirse en mamá. “Cuando terminé Medicina, que ya de por sí es una carrera larga, empecé a perfeccionarme en mi especialidad y los años fueron pasando. A la dura rutina laboral se le sumó en mi caso una endometriosis severa, que hizo que tuvieran que operarme tres veces, y una pareja con la que perdí años esperando que el también quisiera ser papá. En suma, por diferentes causas, la vida me fue llevando a que postergara lo que felizmente estoy viviendo hoy”, dice

Viviana estaba “prácticamente menopáusica” y con “mínimas esperanzas”, cuando hace poco más de un año resolvió que no iba seguir postergando su anhelo y recurrió a una clínica de fertilidad. Ya para entonces se había anotado sin éxito en dos registros de adopción y había aceptado en que su última chance era recurrir a una doble donación de semen y óvulos. “Mi deseo de tener un hijo era tan grande que pasó algo increíble: al primer intento quedé embarazada y acá estoy, con una panza de 26 meses”, cuenta Viviana que espera que llegue febrero para abrazar a su bebé.

NUEVAS FAMILIAS

“Cada vez son más las mujeres que deciden un proyecto de maternidad independientemente de si tienen pareja o no. Eso no significa que después no vayan a formar una pareja; la configuraciones familiares han variado mucho en los últimos años y hoy existe una gran diversidad”, señala la licenciada Estela Chardón, autora de “Mamá por donación: formar una familia mediante la donación de óvulos o esperma”, un libro cuyo lanzamiento está previsto para mediados de mes. Psicóloga y especialista en Psicología Perinatal, Estela sabe bien de lo que habla y no sólo por su trayectoria profesional. Ella misma se convirtió en mamá por ovodonación en los noventa, cuando el procedimiento era bastante inusual en el país.

“La idea del libro no sólo es compartir mi experiencia sino la de otras tantas mujeres. Y contribuir de algún modo para que la idea de ser mamá por donación no sea vivida con angustia sino como una oportunidad más”, explica Chardón, una de las fundadoras de la Fundación Concebir, quien reconoce sin embargo que “cada vez existen menos prejuicios y más personas que no tienen problema en contar que buscaron un embarazó así”.

“Sin duda tener un hijo estando casada o en pareja tiene todavía mejor prensa, pero no estaba dispuesta a esperar a que se diera esa posibilidad. Desde que tengo razón mi mayor deseo ha sido ser mama. Como fui hija única, de chica me gustaba cuidar a los nenes de mi barrio y más tarde, cuando llegué a la facultad, me formé como psicóloga infantil porque amo los chicos. Por eso digo que mi deseo era genuino y estoy convencida de que una decisión que surge del amor no se puede juzgar”, dice Natalia Pérez Anaya, al reconocer que en su caso no sintió prejuicios al embarcarse en un tratamiento que incluía la donación.

Pero las “madres solteras por elección”, como se reconoce Natalia, no son él único modelo nuevo de familia que está disparando la demanda de este tipo de prácticas. “En nuestro caso era obvio que el embarazo había sido por donación de semen y por eso el tema nunca se nos presentó como un conflicto cuando decidimos ser mamás: era nuestra única opción”, cuentan Rosario y María Luz, quienes se casaron en 2012 con la Ley de Matrimonio Igualitario y hace cinco meses tuvieron a Zoe, su primera hija y la respuesta viva a “cualquier duda que se te pueda presentar”.

DUDAS E INQUIETUDES

“Las cosas han cambiado mucho en los últimos años en relación a lo que es una familia y hoy las principales dudas que se le presentan a quienes consideran un embarazo por donación ya no pasan tanto por la mirada social como por la relación con ese hijo por nacer: el peso del factor genético en el vínculo con ese hijo, las características del donante y su motivación”, sostiene la licenciada Estela Chardón.

“Por nuestra propia historia, nos era absolutamente indiferente lo que pensaran los demás, eso nunca fue un condicionante -cuenta Rosario Ungaro-. Lo que sí nos plateamos fue el peso que podría tener la genética y nos sorprendió descubrir que está sobrevaluado, que los hijos son otra cosa, que la maternidad es una construcción vincular. Además, si en algún momento me pasó por la cabeza preguntarme cómo sería mi relación con mi hija, ella terminó respondiendo todas esas dudas al nacer”.

“No, prejuicios no tuve, ni tampoco me afligió el hecho que genéticamente mis hijos no fueran como yo -dice Natalia, mamá de Victoria y Lautaro-. Reconozco que al principio a mi familia la sorprendió un poco que tomara una decisión no convencional, pero no tardaron en apoyarme, lo mismo que mis amigos. Todos entendieron que era un acto de amor, que es lo único que importa. Por eso le digo a las personas que lo sienten como yo que se animen y lo hagan. A lo largo de la historia miles de mujeres que deseaban profundamente ser madres renunciaron a ese anhelo por un mandato social. Hoy tenemos la suerte de que no sea más así”.

Fuera de las inquietudes en torno al peso de la genética -que por cierto también comparten los padres por adopción-, las otras grandes dudas que se presentan en estos casos son más bien de orden práctico, explican en los centros de fertilidad. “Mucha gente plantea inquietudes sobre quiénes son los donante y qué injerencia podrían tener. En ese sentido la Ley es muy clara: los donantes no tienen derechos ni obligaciones filiatorias, son simplemente personas que donan material genético. Y los receptores, a diferencia de los nacidos, no tienen derecho a reclamar información sobre su identidad”, explica Chardón.

Con respecto a los planteos sobre el perfil genético de los donantes y si esto es algo que puede elegirse, “se trata de un punto bastante discutido -reconoce la especialista en Psicología Perinatal-. En la práctica lo que ocurre es que si bien existe una legislación, cada banco tiene su propia política en el marco de esa ley. De hecho, algunos centros se basan en la figura legal de un acuerdo entre partes para ofrecer programas de identidad abierta donde los donantes aceptan ofrecerles a los receptores más información de la habitual sobre sí mismo, como compartir una carta con algo de su historia o incluso fotos de su niñez”.

Preguntas

Estela Chardon, autora de “Mamá por donación: formar una familia mediante la donación de óvulos o esperma” tiene un espacio de consulta gratuito en Facebook para quienes consideran la posibilidad de emprender un tratamiento con donación de gametas. Se llama “Mama por donación”

 

 

 

 

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