Instan a extremar los cuidados con las piletas cuando hay menores de 5 años en la casa

Pediatras advierten que casi un tercio de las víctimas de ahogamientos accidentales tienen hasta esa edad y en general son varones

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Casi un tercio de los ahogamientos que se producen cada verano en el mundo tienen por víctima a menores de cinco años. El dato, que surge de la primera investigación sobre el tema realizada por la Organización Mundial de la Salud, resulta doblemente preocupante en nuestro país, donde un alto porcentaje de piletas no cumpliría con las condiciones más elementales de seguridad.

“Las condiciones para una pileta segura constituyen, en la práctica, una de las normas menos observadas en nuestro país tanto en piscinas particulares como en clubes”, sostienen desde la Red de Pediatras “Niños sanos, niños felices”, al resaltar la necesidad de que los padres de niños pequeños extremen las medidas de precaución.

“El grupo de mayor riesgo son los menores de 5 años”, y entre ellos “los ahogamientos se producen sobre todo en piscinas particulares o de comunidades privadas y pueden ocurrir con tan poca agua como 2 centímetros en el fondo de un balde, una bañera, una piscina portátil o un pozo”, enfatizan desde la entidad profesional.

Frente a esto, si se tiene una pileta en la casa, “resulta indispensable que cuente con un cerco perimetral completo de 1,30 m de alto como mínimo, enterizo o con barrotes verticales separados por una distancia máxima de 10 centímetros (jamás barrotes trasversales que faciliten el `efecto escalera`). El cerco debe tener además una puerta única con un mecanismo de apertura-cierre no accionable por niños pequeños; y no hay que dejar mesas, sillas o reposeras próximas a él. Está demostrado que cumplir con estas medidas disminuye las muertes por ahogamiento hasta en un 95%”, señalan desde la Red.

“Las piletas inflables o desarmables que no cuenten con cerco, deben ser siempre vaciadas totalmente luego de su uso diario. Del mismo modo, los recipientes de tipo piletón, las bañeras inflables, palanganas, baldes y tambores, en especial si en la casa hay niños menores de 2 años”, agrega.

Con respecto a las prácticas de cuidado, “el método de `visión directa permanente` es el más efectivo y menos costoso. Los niños pequeños deben estar siempre a cargo de un cuidador responsable, en condiciones físicas e intelectuales para socorrerlos, saber nadar perfectamente y poder sumergirse sin equipo hasta el fondo máximo de una piscina”, detallan.

“La distancia entre el cuidador y el niño debe ser el largo del brazo para facilitar el auxilio inmediato. Y la proporción segura entre el número de cuidadores es de 1 a 1 en lactantes, 1 a 2 en niños de 2 años y de 1 a 3 en pequeños de 3 años. Luego de los 4 años, la proporción varía de acuerdo con el grado de aprendizaje de natación que tengan los niños”.

“El cuidador no profesional debe tener presente además que no están permitidas las distracciones aunque parezcan mínimas (como enviar mensajes de texto, cebar mate, hojear una revista, etc.) cuando se está a cargo de niños en el agua”, ya que hasta la menor distracción puede resultar fatal.

No obstante estas precauciones, “existen casos que requieren una vigilancia especial, como por ejemplo cuando se trata de niños de cualquier edad que ya tuvieron un episodio de riesgo en la pileta; niños que atraviesan cualquier tipo de estrés psicológico, y niños con discapacidad mental, aun en grado leve”.

 

 

 

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