The Disaster Artist: el bizarro profundo
Edición Impresa | 22 de Diciembre de 2017 | 05:03

Lo mejor de James Franco es no tomarse tan en serio. Galán prematuro y hombre de inquietudes intelectuales y varios títulos universitarios, temprano en su carrera decidió que la seriedad no era lo suyo. Cierto, le ha llevado a protagonizar pavadas, a invertir tiempo en chistes internos, pero con “The Disaster Artist”, que dirige y protagoniza, encuentra un material que encasilla ese desparpajo, esa risa anarquista: para contar la historia del rodaje de la “mejor peor película de la historia”, Franco vuelve a trocar galacinto y actor serio por payaso, pero el payaso se pone al servicio de una historia donde la sonrisa del bufón es melancólica.
“The Disaster Artist” es en ese sentido una comedia con corazón, una historia bufonesca sobre la pasión y el lado oscuro de la fama pero que, como la cinta en que está basada, escapa al encasillamiento fácil: Franco alimenta su necesidad de excentricidad, de escapar al olor a naftalina del gran cine, imitando “a lo Martín Bossi” a Tommy Wiseau, director, protagonista y productor de “The Room”, considerada la peor película de la historia y que sigue proyectándose en salas ante cinéfilos que no dudan en disfrazarse de los bizarros personajes que componen el drama softcore que por obra de la mirada del público (y de su falta de lógica interna) trocó en comedia bizarra.
Pero filmes bizarros hay cientos: lo que elevó a categoría de culto a “The Room” fue su falta de autoconciencia de parte de su creador, que pone en escena una actuación intensamente ridícula y a la vez sumamente apasionada.
Esa pasión quiere capturar Franco en su “Ed Wood” para millenials: una pasión a prueba de vergüenza, una pasión indisciplinada por el deber ser del cine, desaforada. Capturar ese acto involuntariamente subversido (Wiseau quería hacer una cinta seria) esa es la razón de ser de un filme que podría haber sido una mera y fácil burla de un personaje que parece imaginado por Capusotto, pero cobra dimensiones a la vez inspiradoras y ácidas al deslizar en el medio del festival bizarro pequeños comentarios sobre la búsqueda de la fama, la crueldad del medio, las presiones sociales y la frustración.
(**** MUY BUENA)
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