Ladrones maltrataron a un hombre, a su hermana postrada en una cama y a la madre

La vida en el medio de quintas y caminos de tierra es un arma de doble filo. Ahí coexisten la tranquilidad del ritmo campestre con la desprotección y el aislamiento. En el medio de ese contexto, tres delincuentes se aparecieron por un predio con el único objetivo de robar. Además de llevarse lo que quisieron, maltrataron y golpearon a una familia.

Eran poco más de las 9 de la mañana. Tal como lo impone el tipo de trabajo hortícola, la gente que vive ahí estaba cargando mercaderías en un camión, que después se van a vender en el Mercado Regional: ahí no hay domingos ni feriados que valgan.

Caminando, como si se tratara de vecinos, tres jóvenes de alrededor de 25 años llegaron hasta la esquina de 141 y 411, un paraje retirado de Arturo Seguí, a 800 metros de la transitada avenida Arana, que conecta toda esa zona.

“Entraron acá como en su casa y mi hermano creyó que le iban a pedir algo. Cuando lo tuvieron encima, le apoyaron un arma en la panza”, empezó contando Marcos. El estuvo ausente en la pesadilla que pasó su familia.

“Vamos para adentro”, fue la orden que le escupieron los ladrones, a pesar de que la víctima en un principio no se resistió ni nada parecido. De hecho, les dio la plata que tenía encima, que era para pagar los sueldos del personal empleado en la finca. Eran alrededor de 10 mil pesos, según sospechó Marcos. “Queremos más”, lanzaron hambrientos. Después abrieron la puerta de la casa de una patada.

Se creyeron que teníamos dólares por la venta de un terreno o porque mi mamá es italiana”

Se la agarraron con mi hermana, que está postrada en una cama, y con mi madre, de 84 años”

Entraron como en su casa. Ya tenían plata pero querían más todo el tiempo”

Uno de los tipos dijo que recién había salido en libertad y que necesitaba plata. ¿Quién fue el que lo liberó?”

Si acá cometían un crimen, se iban a ir como si nada” Marcos Familiar de las víctimas asaltadas

El asalto lo sufrieron el hombre abordado en un comienzo, de 50 años, su hermana que está “postrada en una cama” y su madre, una señora de 84 años que recién se había levantado y que ni llegó a tomar unos mates.

Los delincuentes no tuvieron piedad ni siquiera con la jubilada, porque la empujaron y la tiraron al suelo. Al hombre también lo mandaron al piso, pero a él además le lastimaron la cabeza a culatazos y golpes, para después atarlo con precintos.

Cada maniobra hacía pensar más en un ataque planificado. Más todavía cuando los intrusos empezaron a preguntar por una cantidad de dólares que ahí no tienen ni vieron pasar por sus manos.

“Hace un tiempo vendieron un campo enfrente de acá, y se deben creer que era nuestro”, explicó Marcos, durante una entrevista con EL DIA.

“Hicieron un desastre”, siguió el hombre, en referencia a todo lo que revisaron, desordenaron y desparramaron los delincuentes. Empecinados en hallar una fortuna, buscaron en cada rincón. “Además, se creyeron que como mi madre es italiana, recibe una pensión del extranjero”, dijo Marcos.

Al cabo de 15 minutos decidieron irse. A su botín le sumaron algunos recuerdos familiares de dudoso valor de mercado, pero invaluables para las víctimas. Los tres salieron por donde llegaron y se perdieron de vista. Aunque en la casa dijeron que estaban a pie, un vocero policial accedió a la versión de que andaban en un vehículo gris, sin que trascendiera la marca o el modelo.

A continuación, se hizo el procedimiento correspondiente a los peritajes, incluido el personal de la Policía Científica. La búsqueda de pruebas o rastros de los delincuentes fue sólo un paso más dentro de la investigación.

Cuando todo ya había pasado y abajo de una lluvia copiosa, Marcos se desquitó con bronca por lo que le tocó vivir a su familia.

“Uno de los ‘chorros’ dijo que recién le habían dado la libertad, y que necesitaba plata. No dijo que quería trabajo, quería la plata. A nosotros nos duele que nos saquen lo que ganamos trabajando”, subrayó.

“Lo peor fue que se la agarraron con mi hermana, que no puede moverse de la cama, y con mi mamá, una señora indefensa. La verdad es que si cometía un crimen, no les iba a importar nada. Habría que ver quiénes fueron los que liberaron a estos tipos para que salgan de nuevo a robar”, cerró.