Interpretando con carácter un plan acertado llegó la mayor satisfacción
Edición Impresa | 5 de Diciembre de 2017 | 03:32

Por MARTÍN MENDINUETA
@FirmaMendinueta
Tenía que cambiar. Así como venía jugando, anclado en el tono grisáceo de aquello que suele terminar mal por falta de convicción y de carácter, multiplicaba los cuestionamientos y achicaba los márgenes de la paciencia popular. El último domingo, entre varios factores que coincidieron en el partido, Gimnasia pudo ganar ante River porque esencialmente mejoró su prestación. Las ausencias y los problemas anímicos del poderoso huésped no hubieran ayudado a quien no estaba dispuesto, atento y preparado para aprovecharlos.
El “Lobo” aprovechó el tiempo después de perder en Córdoda y modificó aspectos estratégicos que le hicieron bien. Menos naif y con mayor vocación para la marca en todas sus líneas (aspecto clave que se le venía reclamando en forma reiterada), supo emparejar los momentos protagónicos de la pulseada. Cuando esperó protegido por muchos hombres en su campo, fue cuando más peligro generó apoyado en un eficaz manejo del contragolpe. Lo mejor del dueño de casa fue impedirle al poderoso finalista de la Copa Argentina que jugara cómodo en el Bosque.
Mariano Soso hizo exactamente lo que le pedía el sentido común. Decidió que sus jugadores se replegaran en el campo veinte metros más de lo habitual, incluyó otro hombre de combate en el mediocampo (Agustín Bolívar no fue una figura descollante, pero claramente colaboró con la causa haciendo un gran despliegue) y ya nadie se lo llevó por delante.
LA APROBACIÓN LLEGÓ ANTES QUE EL TRIUNFO
Si el excelente remate de Brahian Alemán no hubiera terminado en gol y el “Lobo” hubiese sumado sólo un punto, igual se habría valorado su positiva actuación. El hecho de haber conseguido la victoria en tiempo adicionado, y con aquel hermoso disparo desde la media distancia, le otorgó a la noche del domingo un sabor incomparable. Fue el mejor final, de película, y dejó en el ambiente la dulce fragancia del mayor logro de este ciclo todavía pobre en resultados.
Los hinchas salieron del estadio felices por los tres puntos sumados ante un rival de probada jerarquía, aunque la capacidad del equipo para adaptarse a las dificultades del juego y un crecimiento sustancial a la hora de defender generaron comentarios de satisfacción más allá del resultado obtenido. Gimnasia, a partir de un saludable cambio de actitud, sembró la ilusión de mejorar la cosecha de puntos. Aún con revolcones para Alexis Martín Arias, se vio un claro repunte en Omar Alderete, Licht trepó mejor por la izquierda y Rinaudo, con ayuda, resultó un eje clave. En mayor o menor medida, todos colaboraron para tener controlado a un rival alejado de su mejor versión, pero potencialmente muy peligroso.
Un párrafo especial merece Nicolás Dibble. ¡No corre, vuela! Y marca. Y presiona un montón. Claro, también es desprolijo para terminar jugadas que él mismo genera a partir de una rapidez asombrosa. Con buenas y malas en el mismo paquete, el uruguayo es sumamente útil. Siempre dispuesto para participar del juego, su despliegue termina siendo una verdadera incomodidad para quienes tienen que frenarlo. Podría haber marcado dos o tres goles y no hizo ninguno. Igual subió al podio por ser una marca registrada de generación de peligro.
GUSTE O NO, EL CICLO SEGUIRÁ SU CURSO
Mientras aumenta la cantidad de equipos que cambian de técnico (Chacarita perdió a Coyette, Lanús está despidiendo a Almirón y Tigre ya busca reemplazo de Caruso Lombardi), la continuidad de Mariano Soso está asegurada. Los números (cuatro victorias, un empate y seis derrotas) debieran ser mejores y engordarlos representará el gran desafío para el tramo inicial de 2018. El fútbol, impiadoso, demanda eficacia.
Gimnasia decidió apostar fuerte por un entrenador tan joven como desconocido en el medio local. Hoy nadie pone en duda la continuidad del proyecto firmado por dos años de duración. Los dirigentes no quieren cambiar a Soso y al grupo del DT con sus colaboradores ni se les cruza por la cabeza renunciar. Las convicciones de unos y otros son importantes, pero más allá de buenas intenciones, será la fuerza de los buenos resultados la que sostenga en pie a este ciclo.
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