Abel Javier Arístegui
| 1 de Febrero de 2017 | 02:13

A los 96 años falleció en nuestra ciudad Abel Javier Arístegui, abogado de vasta trayectoria, destacado profesor universitario, prolífico escritor, pero por sobre todas las cosas mentor de diferentes emprendimientos en beneficio de la comunidad.
Había nacido en La Plata en 1920 y vivió casi siempre en nuestra ciudad. Sólo se mudo un tiempo a Dorrego, cuando su madre fue designada directora de una pequeña escuela rural. Allí realizó los estudios primarios. Luego volvió a La Plata, ingresó al colegio Nacional Rafael Hernández y se recibió de bachiller. Más tarde ingresó a la facultad de Derecho, donde en tres años egresó como abogado, carrera que se costeó trabajando de noche en el correo provincial.
Ejerció la profesión en la capital federal, sin dejar de conectarse con La Plata. En Buenos Aires desplegó su trayectoria profesional y encontró lugar para desarrollar su especial vocación intelectual: la filosofía. Comenzó su dedicación al estudio de esta carrera a través de la cátedra del profesor Carlos Cossio, con teoría egológica del derecho.
Se interesó por el derecho de autor musical lo que determinó su entrada a la Sociedad Argentina de Autores y Compositores en procura de su defensa y afianzamiento. Fue autor de la ley de protección autoral y presidente de la entidad en dos períodos en los que se afianzaron los derechos de los afiliados con el debido reconocimiento de los mismos.
Se desempeñó como asesor jurídico durante el gobierno del doctor Oscar Alende, quien poco tiempo después lo designó director general de Establecimientos penales de la Provincia. Logró el mejoramiento de las cárceles, como así también la investigación, persecución y pena de ilícitos cometidos en la administración de las mismas. Tras ser apartado Alende en momentos difíciles para la Provincia, Arístegui debió gobernarla por muy breve tiempo, a la espera de quien asumiera el cargo designado por la intervención nacional.
Ejerció como docente en la facultad de Derecho de Buenos Aires, Universidad Notarial de La Plata y Universidad de Morón. En esta última trabajó desde su fundación.
Tuvo dos hijas de un primer matrimonio y al enviudar rehizo su vida afectiva con María Inés Pons, quien lo acompañó durante más de 45 años.
Su producción literaria estuvo relacionada con la filosofía del Derecho, el Derecho de Autor, y sátiras de la vida cotidiana, como innumerables aportes propios de la especialización jurídica.
Practicó diferentes deportes en el club Estudiantes de La Plata, donde cosechó numerosas amistades. Se entusiasmó con el fútbol y llegó a jugar en la sexta división, que en ese momento jugaba en la previa de los partidos de primera división. Tuvo que dejar la práctica deportiva por los requerimientos educativos.
La cordialidad, sentido del humor y solidaridad fueron parte central de su personalidad.
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