El arbolado urbano, en estado de abandono y de extrema fragilidad
| 12 de Febrero de 2017 | 02:03

La caída de más de 600 árboles durante el intenso viento que afectó a la Ciudad el último domingo, es, a juicio de algunos ambientalistas, un indicio de una mala planificación y gestión de la arboleda urbana de la Ciudad. Y dicen más: una arboleda bien planificada no sólo resiste mejor los efectos de vientos de esa intensidad, sino que los mitiga evitando otros daños.
No obstante, se habla de una falta de planificación y de muchos años en los que se llevaron a cabo malas prácticas de poda que debilitaron el arbolado urbano.
Alfredo Benassi, director de la Unidad Promocional de Investigación en Ingeniería de Paisaje de la UNLP expresó que “nos debemos dirigir a una infraestructura verde urbana mediante una búsqueda de nuevos modelos de gestión territorial, como lo es el Plan Estratégico de la Plata. Sin embargo, el gobierno local no ha logrado impulsar con éxito, hasta ahora, la necesidad de iniciar la recuperación sostenible del partido de La Plata, ni construir lineamientos básicos para la formulación de una política de infraestructura verde. Aún estamos a tiempo de generar un cambio de paradigma y un nuevo modelo de política para la infraestructura verde que existió en el tiempo fundacional y que hoy es planteada por Naciones Unidas ante el cambio climático. Caso contrario se acentuaría la marcha hacia el colapso del recurso patrimonial verde de La Plata”.
Planificacion
Según Benassi, “el arbolado urbano es un recurso ambiental que debe ser planificado de acuerdo a un inventario botánico y fitosanitario que permite gestionar racionalmente todas las tareas necesarias de plantación y extracción de ejemplares con riesgo público, corte de raíces que ocasionen daños a inmuebles, podas de limpieza y saneamiento y el control de plagas y enfermedades que puedan padecer. Todas estas tareas tienen un objetivo que es la producción de servicios ambientales urbanos de manera segura para las personas y sus bienes”.
El especialista destacó que las prácticas de poda deben realizarse bajo estricto control técnico de manera de evitar la alteración de la estabilidad del árbol tornándolo peligroso. Agregó que las podas mal realizadas producen podredumbres del leño que desestabilizan el sostén principal del árbol que es su tronco y ramas, aumentando su probabilidad de caída.
“Cada especie tiene una forma de crecer y ramificar particular; por lo tanto cada especie vegetal se poda de una determinada manera. Vale decir que no todos los árboles se podan igual, tal como se ha venido realizado innecesariamente en los últimos años, sostuvo.
Benassi consideró a “las mutilaciones en altura que hemos visto realizar” como “malas prácticas que no se recomiendan por conducir a una mala proliferación de ramas peligrosas que no tienen la resistencia original de la estructura del árbol. Esos rebrotes nacidos de mutilaciones inadecuadas tienen una menor adhesión al leño lo que los sustentan, aumentando el riesgo de caída ante los fuertes vientos. A su vez, esos rebrotes recuperan en poco tiempo la altura original del árbol alcanzando la altura de los vientos urbanos de mayor velocidad. Por el contrario una copa con plena expresión original tiene la flexibilidad y resistencia capaz de resistir esos vientos a la altura de los edificios más altos.
Benassi destaca que en la ciudad el viento cambia su comportamiento ya que al enfrentar y soplar sobre edificios y casas se torna turbulento lo que lo hace más agresivo y dañino. Y agrega que “es precisamente un arbolado sano y vigoroso el que mitiga ese cambio turbulento del viento al restablecer un viento de menor velocidad. Un buen arbolado pleno en su desarrollo maduro y continuo a modo de cortina forestal, es poroso y es la característica que le permite convertir a los vientos en brisas más benignas”.
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