En Villa Castells, los vecinos ya no saben qué hacer por los robos

“Cuidado que en tal esquina hay alguien tomando mate y parece sospechoso”, dice el mensaje de WhatsApp y muchos miembros del grupo de seguridad vecinal de Villa Castells se quedan preocupados. Es que, ante el aumento de la inseguridad en los últimos meses, desconfían de todos. “Es horrible pero es la forma en la que tenemos que vivir”, se escudan.

La situación en una zona puntual de ese barrio incluye el combo de problemas de siempre: falta de patrullaje, alumbrado público escaso y ladrones que “están siempre atentos a ver a quién y qué pueden robar”, señalan.

Hubo desde octubre por lo menos ocho episodios documentados por la gente de esa zona castigada, delimitada por las calles 484, 485, 10 bis y 7. Pero hubo quienes fueron más allá y contaron cuatro asaltos -o intentos- por mes.

Ese cordón tan castigado se expande frente al cauce sinuoso del arroyo Rodríguez, que marca el límite entre Gonnet y City Bell. Podría ser un paisaje pintoresco a pesar de que el agua no es la más limpia. Sin embargo, hasta los cañaverales altos son un potencial escondite para los ladrones.

AL ACECHO Y DE DIA

La madrugada suele ser el terreno predilecto para los ladrones que irrumpen en alguna casa para robarse lo que puedan. En Villa Castells, no obstante, el mayor pico de ingresos a domicilios se da entre la mañana y el mediodía.

¿El motivo? Los delincuentes saben que en esa franja horaria no queda casi nadie. Todos salen a trabajar y así no hay inconvenientes para entrar en parques y patios.

El orden de acción suele incluir primero la rotura de alambrados perimetrales y de portones. Después saquean lo que encuentran y, muchas veces, continúan hasta el interior de los domicilios, forzando aberturas.

Que los sensores de alarmas los detecten no siempre es garantía de que salgan ahuyentados. Por lo general, aún así alcanzan a robar y huyen rápido. “El problema es que la policía siempre tarda bastante en llegar”, apuntan en calle 484.

Desde octubre y hasta hace pocos días, los robos en viviendas sucedieron casi siempre que no había nadie adentro.

En general, los intrusos sustrajeron electrodomésticos, artículos de electrónica y herramientas, aunque la lista también incluye elementos como bicicletas y muebles de jardín.

EN LINEA

En tiempos de smartphones y de miedo a salir a la vereda, cualquier novedad relativa a la seguridad se transmite por WhatsApp. “Cada uno avisa si ve algo llamativo, si se disparó una alarma o si ladran perros. Nadie se queda tranquilo hasta que no se aclara lo que fue”, señaló una mujer que padeció una entradera hace pocos años.

Tanto ella como los demás vecinos pidieron por favor no ser identificados. “Vivimos asustados. Continuamente vemos presencias extrañas, gente que pasa ‘fichando’ y aprovecha que por acá no andan los patrulleros hace como tres meses”, siguieron, en diálogo con este diario.

“Vamos a organizar una reunión con la policía para contarles cómo vivimos. Todos pensamos que la zona está liberada, y creemos que ya lo deben saber. Vamos a presentar una nota formal y pedir una audiencia”, adelantaron.