Los árboles huecos, un peligro que crece en las plazas platenses
| 20 de Febrero de 2017 | 02:59

Cada vez más frecuentes y despiadadas, las tormentas desnudan falencias de larga data en el manejo del arbolado platense. Ejemplares ahuecados, a merced de las plagas después de sufrir podas mal ejecutadas, languidecen sin tratamiento en los espacios verdes y son víctimas de los vendavales. Es el caso, entre otras, de las plazas Moreno y Belgrano, donde las circunstancias demandan operativos de salvataje, saneamiento y reposición.
El ciclón que azotó la Ciudad dos semanas atrás abatió más de 600 árboles y quebró innumerables ramas de gran porte. La impericia de las cuadrillas municipales a la hora de podar, los cortes de raíces desaprensivos por parte de frentistas y empresas de servicios, la ausencia de planes de reposición que rejuvenezcan el acervo forestal local y potencien su capacidad para aminorar la velocidad de los vientos, jugaron un papel clave en esa alta vulnerabilidad.
“De los pocos tilos que quedan en plaza Moreno, sobre los ejes de 51 y 53, hay muchos que tienen señales de ahuecamiento producto de malas prácticas de manejo” advierte el investigador, docente y paisajista platense Alfredo Benassi: “cuando se cortan ramas con el perfil inadecuado, de gran diámetro o sin sellar las heridas, se inicia un proceso de degradación en la madera que se va extendiendo de manera progresiva”.
“Lamentablemente, esto es moneda corriente” recuerda el profesional: “y también ocurrió durante la gestión municipal pasada no sólo en plaza Moreno sino en la Belgrano, donde cortaron ramas de sombra, levantaron las copas de los plátanos, y la retención de humedad, bacterias y hongos en los cortes empezó a ahuecarlos. Los plátanos tardan años en pudrirse, pero los tilos son delicados; la madera que se deteriora más rápido”.
Los especialistas en materia forestal destacan que “se hace daño sin necesidad alguna, porque siempre las demandas urbanas se pueden resolver mejor. Es muy fácil arruinar en un día un patrimonio que tomó sesenta años construir”.
Para Benassi, “hay que reforestar todos los espacios verdes, y extraer los ejemplares secos, que son muchos, y los que evidencien más peligro potencial; pero una cosa no se puede hacer sin la otra”.
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