Testimonios

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•.- A Martín Aguilera, propietario de un gimnasio de 31 entre 57 y 58, la obra lo está “matando”, según dijo. Abrió el local hace seis meses, paga $15 mil pesos de alquiler y la matrícula de la gente que entrena se cae día a día. “Tenía unos 90 clientes, en pocos días bajaron a 70 y ya no se inscribe ninguno, cuando siempre hay alguien nuevo”, precisó.

•.- Un taller mecánico no es buen negocio con el tránsito cortado, explicó Alejandro Echarte, dueño de uno de los locales afectados por los trabajos sobre la 31. “Los clientes al paso los pierdo, solamente vienen los que llaman y les puedo avisar que entren por la vereda - planteó-. Es una obra necesaria, pero debieron avisarnos así nos organizábamos”.

 

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