El narcotráfico en el poder: la trama oculta que desnuda Itatí
Edición Impresa | 16 de Marzo de 2017 | 04:29

“En Itatí existe la falta de trabajo y las familias padecen necesidades. Estas condiciones son caldo de cultivo para las organizaciones criminales o de inescrupulosos que se aprovechan de esas necesidades”, dijo el padre Gustavo Omar Cadenini al diario correntino El Norte hace casi un año, cuando todavía era rector de la basílica que convoca a miles de fieles y no había detonado la “bomba” judicial que puso tras las rejas a todo el poder político del pueblo.
Cercado por las amenazas y los atentados directos, Cadenini dejó la ciudad en diciembre para refugiarse en Paraguay. Allí supo que el intendente de Itatí, Natividad “Roger” Terán; su vice, Fabio Aquino; el comisario Diego Osvaldo Ocampo Alvarenga; el sargento Mario Oscar Molina, la agente Gabriela Natalia Quintana; el subcomisario de la delegación de la Policía Federal Argentina (PFA) Rubén Ernesto Ferreyra; su sargento Carlos Víctor López; y el segundo Comandante de Gendarmería Nacional, Fernando Gabriel Alcaraz, fueron detenidos junto con otras 19 personas (la mayoría de ellos familiares directos), acusados de ingresar la droga desde Paraguay para distribuirla a siete provincias.
Al megaoperativo se lo llamó “Sapukay”, pero, más allá de los nombres, a nadie escapa las implicancias y gravedad del asunto.
“Para que se dé esta realidad hace falta la connivencia o inacción de los funcionarios que deben controlar”, había asegurado Cadenini antes de que intentaran atropellarlo varias veces en la ruta y las autoridades eclesiásticas decidieran enviarlo del otro lado de la frontera, con excusas bastante diplomáticas.
“se acentuo cuando ganaron”
El secretario de Seguridad de la Nación, Eugenio Burzaco, lamentó ayer “cuánto penetró el narcotráfico en nuestro país”, refiriéndose al “intendente (de Itatí), el viceintendente y sus familias, la fuerza policial local, miembros de las fuerzas federales, escribanos, abogados, desarticulamos toda la red de lavado de dinero”, en una investigación por la que se calcula que la megabanda trasladó “unas quince toneladas de marihuana” desde esa zona de Corrientes “a Córdoba, Rosario y a la provincia de Buenos Aires”.
El vicario de la basílica de Itatí, el padre Pánfilo Ortega, reconoció que “hace rato que se viene hablando de esto” en el pueblo, aunque “todo se acentuó más cuando ganaron las elecciones”, en alusión a la fórmula Terán-Aquino. Y remató Ortega: “Cuando ganaron las elecciones ‘ganaron los narcotraficantes’, decían en el pueblo”.
Hoy Cadenini está al frente del cottolengo Don Orione, en Asunción, y sus declaraciones de hace unos meses tomaron fuerza después de las detenciones: “En Itatí existe la falta de trabajo y las familias padecen necesidades. Estas condiciones son caldo de cultivo para las organizaciones criminales o de inescrupulosos que se aprovechan de esas necesidades”, había dicho.
El mismo martes la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, confirmó que familiares adolescentes de los narcotraficantes de Itatí reclutaban chicos de las escuelas para hacerlos trabajar de “chajá”, cuya misión era la de alertar sobre la presencia policial en el momento en que se traficaba la droga.
“Iban a las puertas de las escuelas y agarraban a los chicos cuando salían y les decían ‘vos sos chajá’, y a otros le señalaban ‘vos sos maletero’, también conocidos como ‘bagayero’, y ‘vos cruzás (el río) y traes la droga’ y les pagaban entre cincuenta y quinientos pesos” por día, comentó la ministra.
El chajá es un ave común en la zona del litoral correntino, que se caracteriza por proferir sonidos estridentes para avisarles a otros pájaros de la presencia peligrosa de un predador, de ahí la denominación a los jóvenes cuya tarea es advertir a los narcos sobre la presencia policial.
En tanto, los “maleteros” o “bagayeros” son los encargados de transportar la marihuana y lo hacen en bultos de hasta 20 kilos en sus espaldas, para lo cual cruzan el río Paraná entre tres y cinco veces por día, desde Corrientes hasta Paraguay, desde donde traen la droga.
Según Bullrich, el método para reclutar a los chicos era que “personas de la misma edad, familiares de los dos supuestos cabecillas prófugos -Luis ‘El Gordo’ Saucedo y Federico ‘Morenita’ Marín, y les decían a los chicos ‘vení que tengo un trabajo fácil para vos y te vas a ganar unos pesos´ y así los llevaban a hacer las tareas”.
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