Amor, sexo y parejas en una comedia audaz, chispeante y muy disfrutable

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Por Alejandro Castañeda

KIKI, EL AMOR SE HACE, de Paco de León.- Una comedia audaz, inteligente y chispeante. Hay que aprovecharla porque no hay muchas. El sexo y el amor son los protagonistas. Pero nada de mal gusto ni de audacias desbordantes ni de dilemas oscuros. Aquí todo se celebra, hasta las dudas. El tema son las parafilias sexuales, desviaciones que permiten alcanzar el goce por atajos extraños. Y la cosa se despliega en medio de cinco parejas que hacen lo que pueden para superar, no esa patología, sino la rutina, que enferma más que otra cosa. No hay gente tonta. No hay situaciones chocantes, no hay morbo. El dialogo es chispeante, las situaciones están bien redondeadas y los personajes transmiten naturalidad y vitalidad. Nada desentona en esta comedia erótica que a su turno valora lo diferente desde el costado más entrador. Porque aquí nadie se propone curarse de sus desvíos, sino sacarle jugo y tratar de gozar mejor. Así que si hay amor, no queda otro que aceptar y darle para adelante. El film retrata, con mucho ingenio y sin exhibicionismo, a unas parejas que andan extraviada en sus propias dudas. Aunque a su alrededor hay otros raros exponentes que subrayan el clima de época. El elenco está magnífico. Todos suenan naturales, vitales, muy metidos en sus papeles, frescos y punzantes. Divertido retrato sobre la vida sexual de la pareja y algunos de sus infinitos recovecos. (****MUY BUENA).

VICTIMA, No

ELLE, de Paul Verhoeven.- Arranca con una violación. Pero a partir de allí todo será distinto. Ella es una mujer que viene de un pasado barroso, con un padre perverso. Desde entonces aprendió a no dar lástima. No quiere ser víctima. Y tampoco lo será ahora, que es una mujer hecha, empresaria exitosa, madre protectora y amante exigente. Por eso, en lugar de la denuncia y el dolor, elige explorar ese oscuro espacio que se abre más allá de un ataque brutal que la obliga repensar no sólo sobre la violencia, sino también sobre los raros caminos que recorre el sexo, la venganza y el placer. Lo hace por el hoy incierto y por el ayer sufrido. Sin límites ni culpas.

Distanciada, orillando el absurdo, a ratos fría y pretenciosa, aunque siempre inquietante y audaz, “Elle” tiene en Isabelle Huppert a su intérprete ideal; ella en plenitud asume aquí el rol de esta buena señora que desafía sus recuerdos, sus amores, sus gustos y hasta sus amigas con tal de meterse dentro del alma humana (de ella y del violador). Sofisticada, con una extraña mansedumbre a la hora de demoler tantos prejuicios, “Elle” se esconde bajo el disfraz de un juego maligno. Su aire subversivo y perturbador quiere denunciar la hipocresía de un mundo que se aferra tanto a sus estereotipos que cuando surge alguien que lo desafía nadie sabe dónde ponerse. (***BUENA)

CULPA JUSTICIERA

UNA CHICA SIN NOMBRE, de los hermanos Jean Luc y Pierre Dardenne.- Una pequeña ciudad de Bélgica. Una joven médica terminó su jornada. Suena el timbre del consultorio. Está cansada y decide no atender. Después se reprochará no haberlo hecho. Porque que esa chica, que venía a pedir más ayuda que atención médica, aparecerá muerta. Era una refugiada explotada por una red de tratantes. Esa culpa no dejará en paz a la doctora. Alumbrará su conciencia y el tremendo escenario de humillación y abusos que la rodea. Los hermanos Dardenne, como siempre, parten de un hecho aparentemente menor para ir después ampliando su enfoque. Hacia el costado y hacia adentro. En su búsqueda, la médica irá encontrando seres que luchan siempre en desventaja. Sus filmes tienen una inconfundible marca: son sinceros, realistas, austeros, rigurosos, casi documentales, un cine que ha contado con mucho equilibrio los grandes problemas de una clase sacrificada, siempre en riesgo, sometida a la degradación de un sistema que las obliga a enfrentar situaciones penosas y humillantes. Este no está la altura de sus grandes trabajos, pero siempre impresiona como un cine doloroso, decente y sentido. (*** ½)

 

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