“Un sistema desvirtuado”

“El espíritu de Internet está unido a la idea de agilidad, velocidad, a la intención de achicar fronteras. Y es con esa idea que el comercio on line ha crecido en todo el mundo hasta alcanzar hoy, en la mayoría de los países, altos niveles de practicidad y eficacia, no sólo para comprar en cualquier país, sino para vender a cualquier país. La Argentina es una excepción en este terreno. Porque el sistema “puerta a puerta”, a meses de haber sido restablecido, sigue siendo lento, burocrático y lleno de exigencias que contradicen aspectos fundamentales del intercambio a través de Internet en el resto del mundo. Hay un ejemplo que ilustra el alcance de todos estos impedimentos y es el hecho, cada vez más común, de que cuando algún amigo o familiar viaja a Estados Unidos, por caso, hay argentinos que compran on line desde su casa y dan como domicilio el hotel donde ese allegado está alojado. Y esto con la idea de hacer más ágil una compra que, de otra manera, sabe que se va a trabar en un mar de papeles y exigencias, algunas de ellas desmedidas. Con formularios que cuesta entender y llenar, con plazos que no se cumplen y, finalmente y como consecuencia de esa situación, con montones de operaciones que terminar frustradas”.