Una edición histórica de EL DIA en defensa de la República
Edición Impresa | 15 de Abril de 2017 | 00:55

La sublevación militar de Semana Santa se desató el jueves 16 de abril del 87. Al día siguiente no se editaban los diarios. Pero ante la magnitud de los acontecimientos y de las cosas que se ponían en juego en el país, EL DIA salió con una edición extra que se convirtió en documento histórico.
Fue una decisión editorial que reflejó compromiso periodístico pero, además, un fuerte compromiso con la democracia que en aquellos tiempos no estaba todavía consolidada. Con un estilo que contrastaba con el que dominaba en aquella época al periodismo gráfico, EL DIA tituló aquella edición histórica: “El país en defensa de la democracia”. Al día siguiente lo explicó en una columna editorial: “Los lectores de EL DIA pudieron sorprenderse ayer por la aparición del diario en un día en el que no se edita prensa escrita, y por el título de la improvisada primera página, que rompe un estilo basado en la intención de informar, más que opinar, por intermedio de los titulares. Pero debe confesarse, aunque los lectores ya lo hayan advertido, que ante cualquier peligro para la democracia, EL DIA rechaza toda pretensión de objetividad. Es una actitud que otras veces ha sido asumida por el diario y por ello pagó precios muy elevados”.
Aquella edición -que tuvo la peculiaridad de haber sido en tamaño tabloide cuando EL DIA mantenía, por supuesto, el formato sábana- fue el inicio de una cobertura excepcional, a la altura del desafío que planteaba aquella coyuntura histórica.
EL DIA planteó, además de una cobertura noticiosa sobre los hechos que conmocionaban y movilizaban al país, una enérgica y firme posición editorial en defensa de la instucionalidad. Aquel dramático domingo de Pascua de hace 30 años se publicó en la tapa un artículo del director del diario, Raúl Kraiselburd, que se titulaba “Democracia y paz, con energía y tolerancia”. Allí decía: “Los asesinatos de sus dos abuelos es una de las tantas explicaciones que le debo a mi hijo. Uno fue muerto por los Montoneros; el otro por quienes combatían a los Montoneros. Y es una deuda que comparten muchos padres, abuelos o tíos de niños argentinos”. Y terminaba así: “En la Argentina tenemos la obligación de no explicar más asesinatos a los niños. Tenemos que haber aprendido que la convivencia pacífica, que sólo la democracia posibilita, es un desafío permanente”.
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