Un barrio convulsionado por el violador que volvió a atacar

El jueves intentaron prender fuego la casa de la familia y prometen hacerlo, “tarde o temprano”

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Mientras en algunos ámbitos se profundiza el debate en torno a las excarcelaciones de los condenados por abusos sexuales y se cuestiona que le hayan dado la condicional a Osvaldo Sequeira, en el sector de Olmos donde vive la familia de este joven que volvió a atacar apenas se sintió libre, el aire se corta con un cuchillo.

Como anticipó este diario en su edición de ayer, el jueves a la noche los vecinos intentaron prender fuego la casa de los parientes de Sequeira, la policía reprimió y los incidentes terminaron con cuatro demorados y el mismo número de efectivos heridos, según informaron fuentes judiciales.

Ayer a la tarde un móvil de Infantería custodiaba la cuadra de 183 entre 36 bis y 37, donde viven los Sequeira, a metros de vecinos que insistían con su promesa de “quemarles la casa si no se van” del barrio.

El escenario de los incidentes es el barrio Santa Rosa, donde vive la familia de Osvaldo Sequeira

Los problemas comenzaron cuando los vecinos denunciaron que Sequeira había intentado violar a por lo menos cuatro chicas de la zona, después de ser beneficiado con la libertad condicional. La policía lo detuvo y siguió en esa situación aún después de que lo indagó el fiscal Fernando Cartasegna, pero en el barrio se instaló el falso rumor de que lo habían liberado. Y, de su mano, la furia.

Cintia Gómez tiene 27 años, vive en esa zona y asegura que “no se puede convivir con esta familia (la de Sequeira); nos apedrean las casas, nos insultan o amenazan con pegarnos un tiro”.

La joven aclaró que el conflicto supera el caso de Osvaldo y los nuevos intentos de abuso, ya que contra sus parientes “hay varias denuncia por robos y agresiones radicadas en la subcomisaría La Unión y hasta en una fiscalía”.

“Inclusive -agregó- hace dos años se juntaron firmas en el barrio para pedir que se fueran, pero no quieren”.

Fuentes oficiales, en cambio, informaron a este diario que “los familiares de Sequeira fueron muy colaboradores con la Justicia y hasta se ofrecieron a declarar, algo que no pueden hacer por su relación de parentesco”. En esta misma línea, revelaron que “entregaron hasta la ropa del acusado para analizarla en la nueva causa” por abusos en grado de tentativa.

Respecto de los incidentes del jueves, el fiscal Cartasegna pidió la detención de los cuatro aprehendidos por el delito de “intimidación pública”, pero el juez Fernando Mateos resolvió excarcelarlos.

Los mismos voceros refirieron que “un buen grupo de vecinos atacó con elementos contundentes la casa donde había cuatro menores de edad (además de adultos) y hasta quemó cubiertas con la intención de prenderla fuego”.

Los vecinos cuentan otra versión. Coinciden en que a eso de las 8 de la noche del jueves “nos juntamos como 100 personas para gritarles que se mudaran del barrio”, pero desde “adentro de la casa nos atacaron a piedrazos y les respondimos igual”. Cintia comentó que “después intervino la Policía, disparando sin mirar a quién. La ligaron hasta personas que pasaban por acá y no tenían nada que ver, como un hombre grande que andaba en bicicleta y terminó herido”.

Aún ayer, la calle de tierra seguía tapizada con los cartuchos de posta de goma, pedazos de ladrillos, cascotes y vidrios rotos.

La trifulca, reprimida por policías del Comando de Patrullas, la comisaría Séptima y el Grupo de Apoyo Departamental, se extendió hasta entrada la medianoche. La tensión no se fue nunca.

Al lado de Cintia, otra vecina comentó que los Sequeira “llegaron desde la provincia de Misiones desde hace muchísimos años y ya tuvieron problemas con casi todos”.

Según Cintia, lo que “más nos importa es vivir tranquilos y con esta gente (en alusión a la familia del acusado) es imposible; hace tiempo que venimos aguantando robos, amenazas, piedrazos y hasta el caso de un vecino que fue baleado en una discusión”.

Después de ese planteo, argumentó que “los intentos de violación fueron la gota que rebalsó el vaso”.

Fuentes judiciales confirmaron ayer que “la custodia no se puede mantener por siempre”. Y en el barrio lo saben. “Tarde o temprano les vamos a prender fuego la casa”, prometen, ya sin mencionar a Osvaldo Sequeira y la seguidilla de casos que disparó la bronca.

 

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