Más educación vial para evitar muertes en las calles

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Todas las evidencias coinciden al señalar que el fuerte crecimiento en los últimos años del número de motos que circula por las calles La Plata no vino acompañado por una actualización de las normas de tránsito, especialmente de aquellas que deberían ocuparse de reducir las cuotas de peligro que implica la presencia y el uso en las calles de estos vehículos. La falta general de conocimientos para abordar el nuevo fenómeno, sumado al escaso nivel cultural existente acerca de lo que significa un uso disciplinado y racional de la vía pública son factores decisivos de la anarquía existente en esta materia.

Ahora terminan de conocerse referencias acerca de la inseguridad vial en la Región, en donde se han registrado en lo que va del año 26 víctimas fatales por accidentes de tránsito y casi la mitad corresponde a personas que viajaban en motocicletas. Los alarmantes datos estadísticos fueron reflejados en una nota publicada recientemente en este diario y dejan claramente determinado el mayor riesgo físico que implica el manejo de este tipo de vehículos.

En ese informe se puso de relieve que según la ONG vial “Luchemos por la Vida”, menos de seis de cada diez motociclistas cumplen con el uso obligatorio del casco en los principales centros urbanos de la Argentina, a pesar de que quienes lo hacen se ven beneficiados por una reducción de un 70 por ciento en la probabilidad de morir como consecuencia de un accidente. Por su parte, en las agencias dijeron que a las motocicletas las venden con todas las medidas de seguridad, pero con ellas en la calle la gente muchas veces no las emplea, por comodidad o directamente por negligencia.

Se conoce que el del tránsito es un fenómeno multidisciplinario y que no puede abordarse desde un solo enfoque el tema de la seguridad vial. Sin embargo, parece necesario remarcar el factor de la educación de los conductores como sustantivo a la hora de explicar la conducta -o inconducta- social dominante en las calles.

Hay cuestiones relacionadas a la circulación de las motos que son ignoradas, tanto por los motociclistas como por los automovilistas que, en muchas maniobras, no saben qué actitud asumir frente a los vehículos de dos ruedas. ¿Por cuál andarivel deben circular las motocicletas? Por el de la banquina, por el medio, por la izquierda de las calzadas? ¿Qué deben hacer los motociclistas ante los semáforos en rojo? ¿Permanecer detenidos en la fila, como un vehículo más, o avanzar serpenteando entre los autos y detenerse al frente? Son numerosos los interrogantes similares, que sólo el libre arbitrio de cada conductor intenta despejar.

Extremar la actitud de manejo, sin presumir que se contará con la benevolencia de los otros conductores; estar atento a la maniobra de los otros vehículos y tener en cuenta las limitaciones de la moto para una frenada brusca; no concretar la maniobra hasta no tener certeza de que lo han visto; no exceder los límites de velocidad, forman parte de los consejos formulados por expertos del Centro de Experimentación y Seguridad Vial.

Se está, sin dudas, frente a un problema complejo que requiere en forma prioritaria una mayor educación en los conductores de motos. Sea como sea, recae una primera y gran responsabilidad sobre las autoridades de control del tránsito, que deben redoblar sus esfuerzos y su exigencia para lograr que se generalice el cumplimiento de las leyes. Los daños que se registran casi cotidianamente, con pérdida de vidas o incapacidades permanentes que se derivan de los siniestros, debieran constituir una razón suficiente para perseverar en ese empeño.

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