Palabras para las nuevas familias
Edición Impresa | 29 de Abril de 2017 | 02:33

Que el lenguaje crea realidad es prácticamente un dato científico. Las palabras con que designamos el mundo tienen un efecto simbólico en nuestra manera de percibirlo, así que detenerse a observar ese mecanismo revela prejuicios propios y ajenos, y desenmascara la supuesta naturalidad de las construcciones culturales.
Las familias que se corren de lo tradicional, también se corren de las etiquetas. Desprovistas de una jurisprudencia, quedaban sumidas en el limbo legal. Hoy, la denominación “familia ensamblada”, (que reemplaza a la antes llamada rearmada-reconstituida-recompuesta), les ha conferido visibilidad social. Y esto localiza problemáticas y características propias para abordarla desde sus especificidades legales y sociales.
Lo mismo sucedió con otras denominaciones del caso: ya no es el “padrastro” o la “madrastra”. La renovación lingüística abandona aquellas etiquetas por “progenitor afín”.
Algunas consideraciones de la ley 26.618 del Nuevo Código Civil
“El progenitor afín debe cooperar en la crianza y educación de los hijos del otro, realizar actos cotidianos relativos a su formación en el ámbito doméstico y adoptar decisiones ante situaciones de urgencia”. Se refiere, así, a tareas como firmar la libreta del colegio o autorizar al niño a salidas extracurriculares.
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