Nuevas tecnologías que arrojan luz sobre la evolución de las aves
Edición Impresa | 30 de Abril de 2017 | 08:01

Por DR. ALEJANDRO OTERO
Museo de La Plata-CONICET
En el año 2009 se dio a conocer el hallazgo fósil de un dinosaurio terópodo (carnívoro y bípedo) muy emparentado a las aves, Anchiornis huxleyi, hallado en el Jurásico Superior (155 millones de años) de lo que hoy es territorio chino, por Xiaoli Wang, de la Universidad de Linyi (China) y colaboradores. El parentesco de este fósil con las aves modernas se basó en la excelente preservación material óseo, lo cual permitió a los investigadores establecer comparaciones certeras entre el espécimen encontrado y sus descendientes actuales.
En febrero de este año, nuevos estudios realizados sobre aquél hallazgo permitieron ir más allá de los huesos y obtener novedosa información anatómica, concretamente sobre sus tejidos blandos, como músculos y plumas. ¿Cómo fue posible esto? Gracias a una nueva técnica denominada ‘Fluorescencia Estimulada por Láser’ (LSF, por sus siglas en inglés), que trabaja no sólo sobre el fósil, sino también sobre la roca que lo circunda. Bajo la acción del láser, la muestra emite diferentes longitudes de onda que se reflejan con diferentes coloraciones y tonos, los cuales reflejan la silueta que habría tenido el animal al momento de su muerte. De manera tal que el volumen ocupado por los músculos y plumas puede ser apreciado, proveyendo al investigador de información adicional sobre estos tejidos usualmente no preservados. En el caso de Anchiornis, se pudo observar no sólo el volumen aproximado de músculos rodeando el hueso, sino también la presencia de plumas en los miembros anteriores y almohadillas en los dedos de los pies, tal como ocurre en las aves modernas.
Este descubrimiento es importante desde, al menos, dos puntos de vista. Por un lado, este estudio ha acortado aún más la brecha anatómica entre los dinosaurios ya extintos (como Anchiornis) y los dinosaurios modernos (las aves), permitiendo comprender mejor la evolución de este linaje de reptiles (los dinosaurios en su conjunto) que lleva poblando la Tierra desde hace, al menos, 240 millones de años. Por otro lado, la LSF se suma a una creciente lista de técnicas que, si bien pueden no ser nuevas para para ciencia en general, sí se están usando de manera novedosa y pionera en Paleontología de vertebrados. De esta manera, la tomografía computarizada ha demostrado con creces ser una herramienta invaluable para estudiar las cavidades neurales, permitiendo conocer la anatomía cerebral de numerosos fósiles; y ahora, la LSF nos permite, literalmente, arrojar luz sobre atributos anatómicos que muchas veces (como las plumas) sólo se nos permitía especular.
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