La desigualdad de género afecta al medio ambiente

Acaba de finalizar el mes de la mujer y la lectura de las encuestas que se publicaron en marzo para mostrar la situación femenina en el mundo y Argentina permite hacer un análisis especial relacionado con la sustentabilidad de nuestra sociedad.

Por un lado, el Instituto Abierto para el Desarrollo y Estudio de Políticas Públicas (IADEPP) presentó en marzo, el mes de la mujer, “Mundos íntimos, radiografía de la convivencia entre varones y mujeres”, un estudio que indaga sobre los usos y costumbres de las relaciones entre varones y mujeres en los hogares argentinos.

De varios datos que brinda la encuesta, -entre los que se encuentran el uso del control remoto, los cuidados del auto y la posición de la tabla del inodoro- se destaca que en el 71% de los hogares consultados, son las mujeres las que cocinan para la familia, y además el 76% de las mayores de 51 años entrevistadas, se considera responsable de la comida que pone en la mesa.

El Indec, acompaña esta tendencia aunque abarca más acciones que que muestra que las mujeres hacen el 76% de las tareas domésticas no remuneradas en Argentina. Además en las conclusiones de “Radiografía de las mujeres en la vida pública”, un informe hecho por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) conocido en marzo de este año, “las mujeres siguen siendo responsabilizadas como las encargadas de la crianza y el cuidado infantil en el interior de las familias, y, además de la mayor inactividad por ser amas de casa, las madres se ven más afectadas por la informalidad, precariedad, e intermitencia laboral”.

Estos datos muestran la desigualdad de género en Argentina, pero también se los puede hilvanar y ver cómo forman parte del sistema económico mundial que no está teniendo un desarrollo sustentable y enferma al planeta. Lejos de ser un análisis pesimista, la idea es que llame a la reflexión.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el medio ambiente “es todo lo que nos rodea. Es el aire que respiramos, el agua que bebemos, la tierra que nutre nuestros alimentos y a todos los seres vivos. El desarrollo es lo que hacemos con esos recursos para mejorar nuestra vida. En todo el mundo hacemos cosas que creemos que mejorarán nuestra vida, pero todo lo que hacemos la altera y altera nuestro entorno”.

LE PUEDE INTERESAR

Huertas orgánicas en La Plata

LE PUEDE INTERESAR

Plantas aromáticas y algo más

Un  desarrollo sustentable o sostenible “satisface las necesidades de la generación presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras. La sostenibilidad es un paradigma para pensar en un futuro en donde las consideraciones ambientales, sociales y económicas estén equilibradas en la búsqueda de una mejor calidad de vida”, según el mismo organismo internacional.

Si la mujer que trabaja fuera de casa además tiene que encargarse sola de las tareas del hogar, es posible que no de abasto y pueda tomar malas decisiones en alguno de los dos ámbitos. Si rinde mal en el trabajo, la despiden. En el mejor de los casos habrá otro miembro de la familia que aporte un ingreso y será más fácil sobrevivir. Pero si es ella la que lleva adelante el hogar, se cae en la pobreza: no hay acceso a las necesidades básicas y se queda afuera de una buena y sana calidad de vida.

Ahora, si esa mujer vuelve del trabajo a casa y “falla” en sus quehaceres domésticos, las consecuencias no son menores. Sin tiempo (o sin ayuda de nadie o sin dinero suficiente para pagar a alguien que la ayude) quizás tampoco pueda dedicarse a ella ni a los suyos, y mucho menos limpiar o cocinar bien.

Una familia con poca higiene y mal alimentada es el peor combo.

Es posible que el problema de llevar la comida a la mesa se resuelva yendo al supermercado o almacén del barrio a comprar algo fácil de preparar, rico y barato. Y ahí ya entran en juego más factores.

Hay una famosa frase que dice "somos lo que comemos" es de Ludwig Feuerbach, un filósofo y antropólogo alemán que en 1850 publicó el documento "Enseñanza de la alimentación" donde escribió: "Si se quiere mejorar al pueblo, en vez de discursos contra los pecados denle mejores alimentos. El hombre es lo que come".

La Organización Mundial de la Salud explica que la insalubridad de los alimentos causa aproximadamente 2 millones de muertes al año, en su mayoría de niños. Las bacterias, los virus, los parásitos o las sustancias químicas (alimentos alterados genéticamente y con conservantes, entre otros componentes que la industria alimenticia vende como sanos) provocan más de 200 enfermedades que pueden ir desde la diarrea hasta el cáncer.

Pero para colmo el informe del IADEPP citado al inicio, indica también que en nueve de cada diez hogares encuestados, la mujer es la garante del cuidado de la salud de los niños, y que en el 85% de los casos, son ellas quienes llevan al médico a los niños.

Otra responsabilidad más para un género sin tiempo y además con menos dinero, porque para empeorar las cosas, las encuestas muestran otra desigualdad: según un informe de Accenture recientemente publicado, la brecha salarial de en Argentina es de 106%: por cada u$s 100 que cobra una mujer, el hombre obtiene u$s 206.

En una sociedad sustentable, la mujer podría trabajar fuera de casa cobrando un salario que le permitiese comprar alimentos de buena calidad y tendría ayuda para poder realizar los quehaceres domésticos sin poner en peligro su salud física y mental y mucho menos la de los suyos. En esta sociedad, falta mucho para eso.