El Normal 1 recupera emblemática sala odontológica para su comunidad escolar

Los equipos se compraron con el esfuerzo de la cooperadora

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Por CARLOS ALTAVISTA

En 1932, la placa de bronce que reza “sala odontológica” relucía como todo el Normal 1. Ese año se inauguró el majestuoso edificio de la primera unidad académica de la Ciudad. La placa y la sala que se extendía ‘detrás’ de ella se mantuvieron siempre en pie, pero como reliquia la primera y sirviendo a otras funciones la segunda. Hoy, gracias a empuje, convicción y amor por el colegio y sus niños, los padres de la asociación cooperadora están a horas de devolverle a la institución su consultorio odontológico. Sí, como tantas escuelas en los años ‘30, ‘40, ‘50, el Normal de calle 51 recupera la atención bucal gratuita y de excelencia para una población de 7 mil personas que integran su comunidad escolar, aseguran.

“El proyecto germinó hace unos tres años. Una mamá de la cooperadora conocía al doctor Gabriel Alfaro. Fuimos a verlo a la facultad de Odontología y le planteamos la posibilidad de brindar atención un día a la semana”, rememora la presidenta de la asociación de padres, Lidia Garrido, para enfatizar que “él nos dijo que había que apuntar a algo más ambicioso, que era posible”. Pronto, Lidia y la decana de la casa de estudios, Stella Maris Iriquín, firmaron un convenio marco. El sueño empezaba a materializarse.

“Estamos cumpliendo con el gran objetivo de la escuela pública: incluir para igualar en oportunidades y para mejorar la calidad de vida”

“Y todo a pulmón”, cantaba Alejandro Lerner promediando los ‘80. Y así se logró la resurrección de la sala y la placa, que vuelve a lucir brillante como hace 85 años.

“Mediante el aporte de padres, donaciones, lo que recauda la cooperadora a través del buffet y la fotocopiadora, que hace dos años dejaron de tercerizarse y se recuperaron para la asociación, compramos el sillón odontológico y el compresor”, narró el papá Daniel Turón.

“Queremos que la escuela recobre el valor simbólico que tuvo, no sólo educativo sino cultural. Ahora vamos por la oruga para los discapacitados y por el consultorio médico” JORGE DOMANICO Director del Normal 1

“Casi compramos un sillón usado. Pero dijimos, a esfuerzo, esfuerzo y medio, y preferimos apuntar al nuevo, para que los chicos tengan lo mejor”, acotó Lidia, quien destacó el “enorme apoyo” que tuvieron por parte de “la gente del Consejo Escolar” para acondicionar la sala y para las múltiples gestiones que tuvieron que realizar.

El secretario de Planificación y Extensión Universitaria de la facultad de 1 y 50, Sergio Lazo, contó que “el lugar funcionará de lunes a viernes”, que “estará administrado y atendido por docentes y residentes del Hospital Odontológico Universitario” y que “realizará todo tipo de intervenciones en forma totalmente gratuita”.

PARA UNAS 7 MIL PERSONAS

“Ya empezamos a trabajar en el colegio en educación para la salud. Queremos que los alumnos primero y los padres luego, nos conozcan y sepan que nuestra prioridad es la prevención. Siguiendo a un niño todo el año, todos los años, nos garantizamos una salud bucal inmejorable. Por eso apoyamos con tanto énfasis desde un comienzo este proyecto, nos parece de suma importancia, y ojalá pueda replicarse en otros establecimientos”, subrayó el profesional.

Luego de señalar la marca del sillón odontológico original, sellada a fuego en el piso de la sala, el director de la unidad académica, Jorge Dománico, detalló que “aquí vienen más de 3 mil alumnos entre nivel inicial, primario, secundario y superior. Si sumamos a los docentes, auxiliares, padres, hermanos de los estudiantes, estamos hablando de una población de 7 mil personas. Es decir, un pequeño pueblo”, comparó.

“Poder brindarles este servicio es un orgullo. Aquí vienen chicos de todos los estratos sociales, desde clase media hasta muy humildes, sin posibilidad de acceder a un odontólogo privado. De manera que, por este camino, estamos cumpliendo con el gran objetivo de la escuela pública, el de incluir para igualar en oportunidades y para mejorar la calidad de vida; escuela pública de la que estamos profundamente orgullosos”, casi exclamó el docente.

 

 

 

 

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