Cajas chinas: Gauna, el hombre que ve más allá que cualquier detective
Edición Impresa | 28 de Mayo de 2017 | 06:37

Por Marcos Nuñez
¿Podremos olvidar rápidamente a Ezequiel Gauna después de haber leído la última página de Cajas chinas? Solo los lectores de la novela de Pablo Pujol podrán responder a esta pregunta. Pero lo que sí podría afirmarse es que este personaje aficionado a las caminatas nocturnas, a escribir notas en su cuaderno y al billar, es un hombre que ve más allá que cualquier detective. ¿Cómo es esto? Gauna observa la escena del crimen, estudia las distancias, mira los objetos; toma uno, el indicado, y el objeto le sugiere imágenes, visiones. De esta manera reconstruye –siempre parcialmente– lo sucedido. Para conocer en su totalidad los hechos, lo sabemos porque el género negro así lo dicta, debe arremangarse y salir a buscar respuestas, aunque le cueste varios machucones.
La trama de la novela transcurre durante los primeros años del nuevo siglo, cuando en la Argentina imperaba la modalidad delictiva del secuestro extorsivo.
Cajas chinas, del sello local Malisia, es la primera novela del autor platense Pablo Pujol, nacido en 1964 y graduado en Arquitectura y Urbanismo por la Universidad Nacional de La Plata. La trama de la novela transcurre durante los primeros años del nuevo siglo, cuando en la Argentina imperaba la modalidad delictiva del secuestro extorsivo. Como dice una nota al pie en el libro, entre 2000 y 2005 se denunciaron en la Argentina más de 1200 de estos casos. Cada sociedad engendra sus crímenes, y la sociedad de entonces, despedazada por las políticas neoliberales de la década del 90, era el caldo de cultivo de bandas que se dedicaban a intercambiar personas por dinero.
Gauna, a secas, como lo llama la mayoría, colaboró para la policía Bonaerense en algunos casos que saltaron a las primeras páginas de los diarios. Si bien se mantuvo su nombre en silencio, algunos medios lo bautizaron Doctor Karma. A Américo Terranova, un sindicalista de peso, no le costó mucho mover sus influencias para conocer el nombre detrás de ese pseudónimo. Contra su voluntad, Gauna debe seguir la pista de Laura Terranova, quien desapareció de su casa sin dejar rastros.
El genial Martín Malharro, voz autorizada para hablar del género policial, decía que para escribir un cuento había que tener un gran historia; en cambio, para una novela había que encontrar algo mucho más complejo: un personaje. Y Pablo Pujol, a lo largo de las páginas de Cajas chinas, compuso a uno entrañable: Ezequiel Gauna. O Gauna, a secas.
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