Vecinos de Abasto hicieron una colecta y arreglaron sus calles
Edición Impresa | 12 de Junio de 2017 | 02:06

En estado de colecta permanente. Así viven, para no quedar aislados, los productores y vecinos de una amplia zona de Abasto. En las inmediaciones de Estancia Chica, la calle 202 acumula varios años de deterioro que, ante la falta de respuestas oficiales, se ven obligados a paliar quienes les ponen el hombro -y el bolsillo- a periódicas reparaciones.
El área afectada tiene como eje la 202. Es una avenida zigzagueante, que a lo largo de unos cinco kilómetros conecta el centro de la localidad con su periferia productiva, y de la que se desprenden numerosas calles de tierra que conectan quintas y casas particulares.
En los poco menos de tres kilómetros que median entre 460 y 498, hay lugares en los que la capa asfáltica ha desaparecido, y pozos profundos dejan escasa superficie para que se apoyen las ruedas de los vehículos sin que las carrocerías toquen el piso.
“Es el único asfalto en la zona, y la única alternativa para llegar al pueblo y salir a la 520” precisan los vecinos: “por acá tiene el recorrido el rondín de la línea Oeste que pasa tres veces por día -siempre lleno- y por acá circulan muchos de los chicos que van a la Agraria Nº1. Además, sale la producción hortícola de las chacras”.
“Hace años que estamos mal, pero de un tiempo a esta parte notamos un agravamiento” explica Ricardo Rojas: “el gobierno anterior venía a hacer bacheo precario cuando el micro amenazaba con no pasar más, pero ahora lo único que conseguimos fue que nos visitaran funcionarios de Obras Públicas del municipio, nos dieran la razón y no se hiciera nada más”.
“En la delegación tampoco tuvimos éxito, y a veces se fastidian cuando vamos a reclamar” añadió el vecino.
Sobre la 202, los cráteres más evidentes están cubiertos parcialmente con escombros que se procuran los propios damnificados. “Los compramos nosotros; vamos poniendo de a 500 pesos por familia, y cuando juntamos diez a doce mil pesos encargamos varios camiones” aclara Rojas.
TODO A PULMoN
Los vecinos calculan que esas intervenciones pueden mejorar la transitabilidad durante tres o cuatro meses, dependiendo del clima. “El relleno se va hundiendo y tenemos que reponerlo” explica Rojas: “cada camión nos sale alrededor de tres mil pesos, porque tiene que ser un escombro especial, no demasiado grueso. La mano de obra la ponemos nosotros, esparciéndolos”.
“Además, mantenemos las calles de tierra también, porque las máquinas no las pasan nunca” se destacó: “hay un expediente en la municipalidad por estos temas. Nos ofrecen incluir los reclamos en las listas del Presupuesto Participativo, pero no podemos competir en las elecciones con el centro de Abasto, donde vive más gente. Ellos tendrían que fijar prioridades en los barrios que están aislados”.
El fenómeno de los vecinos que hacen obra pública por mano propia no se advierte sólo en Abasto; se replica en localidades como Villa Garibaldi, Parque Sicardi, La Armonía, La Hermosura y Los Hornos, entre otras. La expansión urbana sin correlato en infraestructura dejó a decenas de miles de platenses viviendo en calles que ni siquiera cuentan con un mejorado abovedado, y suelen convertirse en lodazales.
Sin embargo, la cantidad de cuadras con calzadas de tierra es un misterio, ya que no existen estadísticas oficiales; la Comuna adelantó que encarará un relevamiento para contar con indicadores precisos, con miras a revertir lo que se definió como “muchos años de improvisación y ausencia de planificación”.
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