El poder de las redes sociales

Nadie se preguntó cómo trabaja Lucas Nardi. A nadie le interesó cómo para a sus equipos. Nadie investigó que hizo en el primer (y único) entrenamiento que estuvo al frente del plantel profesional. Nadie quiso verlo primero dirigiendo, al menos, un partido. Solo bastó un par de tuits que no llegaban ni siquiera a los 140 caracteres para que no pudiese ser el director técnico de Estudiantes.

Las redes sociales de cada persona se presentan en la actualidad como la vida misma. La diferencia es que nuestras opiniones no se pierden en el tiempo, sino que quedan guardadas en el archivo de la Internet a pesar de creer lo contrario. ¿Quién va a buscar un mensaje de hace más de tres años?

A Lucas Nardi lo condenó un par de tuits escritos entre 2013 y 2014 en contra de Carlos Bilardo que alguien en el mundo digital, en la que abundan las personas anónimos, se encargó (tal vez sin mala intención) de traerlos a la actualidad.

Solo bastó un par de tuits para que Lucas Nardi no sea el DT de Estudiantes

Los mensajes empezaron a viralizarse en pocos minutos no solo por la red social del pajarito, sino también las capturas de pantallas circularon rápidamente por las conversaciones de WhatsApp de los hinchas de Estudiantes. Lo que había estado “escondido” en la cuenta de Nardi por más de tres años, en pocos minutos se convirtió en debate nacional.

Muchos protagonistas (jugadores, entrenadores, dirigentes) del mundo del fútbol actual encuentran en las redes sociales un canal ideal para comunicar sus mensajes sin tener de intermediario a los medios de comunicación. El caso más emblemático tal vez es el de Gerard Piqué, quién ha decidido no hablar con la prensa pero sí explota al máximo sus cuentas personales.

Pero no todo es color de rosa: algún mensaje viejo que no se haya borrado o algún falso mensaje que se viraliza (González Pirez no fue a Boca por este motivo hace un años) pueden complicarles la carrera en un segundo.