El sueño real del viejo trovador

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Joaquín Sabina acaba de cumplir uno de los sueños de su vida, una aspiración “inimaginable”, tal como la describió, con su actuación en el Royal Albert Hall de Londres.

Sabina, nacido en 1949 en la ciudad española de Úbeda, aseguró antes de arrancar con el repertorio de su nuevo álbum, “Lo niego todo” -además de las canciones más míticas de su exitosa y dilatada carrera-, que ni en sus “sueños más locos” se atrevió a pensar que algún día actuaría en uno de los teatros más emblemáticos del mundo.

“Es una noche mágica, por este escenario han pasado todos mis maestros y héroes”, afirmó el cantante antes de evocar sus tiempos de juventud como “okupa” en la capital británica, y como músico callejero.

“Estuve siete años cantando en el metro y en restaurantes inmundos”, relató ante los vítores de un público en su mayoría español, que esperaba impacientes que la música delídolo se apoderara del teatro. Así, el artista abrió su actuación con la canción que da título a su nuevo trabajo, el primero en ocho años tras “Vinagre y rosas”(2009) y “La orquesta del Titanic” (2002), éste último junto a Joan Manuel Serrat.

Después de “negarlo todo”, continuó entonando varios de los doce temas de los que se compone el disco, en los que no teme cantarle a la vejez -con frases como ”el tren de ayer se aleja, el tiempo pasa”-, en canciones como “Lágrimas de mármol”.

Entre nota y nota Sabina tuvo muy presentes a los siete músicos que le acompañaban sobre el escenario, a los que se refirió como su “familia” y cedió protagonismo en varios momentos de la velada.

Pero para el que tuvo palabras más especiales fue para José Miguel Conejo, más conocido como Leiva, sin el cual “no habría podido escribir este disco” y que fue el encargado de abrir el telón de la noche con algunas de sus canciones más aclamadas, como “Lady Madrid” o “Terriblemente cruel”

El ex “Pereza”, de ascendente carrera en el mundo latino y reciente gira por nuestro país, ha producido y ha colaborado como compositor en “Lo niego todo”, pero además en esta ocasión cantó a dos voces con Sabina la famosa “Princesas”.

El jienense, de 68 años, no quiso dejar pasar la oportunidad de recordar a su compatriota Ignacio Echeverría en la ciudad donde fue asesinado por terroristas el pasado 3 de junio, además de a las víctimas del incendio registrado en un edificio residencial de la capital británica.

Como era de esperar, los momentos más emocionantes registrados en las más de dos horas de concierto y que hicieron las delicias de los fans ocurrieron cuando el artista entonó algunos de los temas más representativos de su carrera como “19 Dias y 500 Noches”, “Noches de boda” o “Y sin embargo”.

“Pastillas para no soñar” y los aplausos y ovaciones que la precedieron pusieron el broche de oro a una de las noches de sus casi 40 años de trayectoria que más le va a costar olvidar a Joaquín Sabina. Y eso sí que no podrá negarlo.

“Es una noche mágica, por este escenario han pasado todos mis maestros y héroes”

“Estuve siete años cantando en el metro y en restaurantes inmundos”

 

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