Un “ratón alemán” verde se hace notar en la Región
Edición Impresa | 19 de Junio de 2017 | 02:26

Verde refulgente, el “legítimo ratón alemán”, como lo define orgulloso su dueño, anda de acá para allá por las calles del Barrio Aeropuerto. Parece un auto de juguete, de esos que funcionan a control remoto, pero en él caben dos personas -el conductor y otra atrás- y alcanza una velocidad de hasta 80 kilómetros por hora. Aunque es un coche raro, que a cualquiera le llamaría la atención, ahí, en ese paisaje de 609 y 14 es uno más, otro componente del tránsito de la zona.
Del curioso Messerschmitt -el modelo que circula por el barrio del este platense- se baja, levantando canchero la “cúpula” del rodado, Roberto Barragán (85), el vecino de 609 entre 14 y 15, jubilado del Cuartel De Bomberos de La Plata y mecánico de autos. Maneja el llamativo vehículo desde hace 32 años, cuando la familia de su amigo fallecido -que era su propietario- lo vendió y él decidió comprarlo. “Es del año 50, entraron pocos al país; lo armaron con aviones de la Segunda Guerra Mundial”, informa el hombre, fanático de “los fierros” antiguos en general y de los “Fititos” en particular, pues es uno de los integrantes del Club del Fiat 600.
El Messerschmitt, efectivamente, nació del ensamble de diferentes partes de aviones de caza fabricados por la empresa del mismo nombre durante la posguerra. Su diseñador fue Fritz Fend, quien ya había construido vehículos de tres ruedas que se los conocía como “Fend Flitzer”. Este microvehículo en especial mantiene casi todas las piezas que pertenecieron a una aeronave: asientos, volante, cabina. Originariamente tenía un motor de 200 cilindradas, pero Roberto se lo cambió por uno de moto. Con cuatro cambios carece de marcha atrás, pero ese no es un problema. “Es tan liviano que cuando necesito ir en reversa me bajo, lo doy vuelta, me subo otra vez y sigo camino”, explica.
Roberto, que es viudo, lo usa para hacer mandados por el barrio; para visitar a su hija, que vive a unas cuadras; y para “dar vueltas”, agrega. Y es que por lo general, aunque la pequeña cabina dispone de un asiento para acompañante, él va solo.
Impecable a pesar de los casi 70 años que lleva rodando, con todas sus piezas originales, sólo tiene un “mellizo” en La Plata, según cree su dueño. “Pero no anda -aclara-. Lo he visto alguan vez en muestras de colecciones de autos antiguos”.
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