Un campeón con sello bien platense
Edición Impresa | 21 de Junio de 2017 | 03:07

Por NICOLAS NARDINI
Los Mellizos Barros Schelotto son referentes deportivos centrales de la ciudad de La Plata. Con una vida vinculada desde siempre al fútbol, Guillermo y Gustavo son dos símbolos platenses, triperos desde la cuna y, con el paso de los años, también valorados y reconocidos en Boca, uno de los clubes más populares del continente. Quizás uno de los méritos más grandes que acuñan tenga que ver con que el mundo Xeneize los idolatra, aún a sabiendas de que su corazón es azul y blanco. Eso tiene que ver, de manera inequívoca, con el respeto ganado en el plano profesional y el humano.
Ese amor entre Guillermo, Gustavo y los hinchas boquenses creció un poco más anoche con una nueva vuelta olímpica, ahora del otro lado de la línea de cal, en la institución de la Ribera.
El sello platense de este Boca campeón tiene como mascarón de proa a los Barros Scheloto, pero detrás de ellos hay un equipo de trabajo muy relacionado con la ciudad, al tiempo que en el plantel ocurre lo mismo.
En el equipo técnico, acompaña a los mellizos el profesor Javier Valdecantos, un hombre que no es oriundo de la ciudad, pero que supo dejar huella aquí trabajando en Gimnasia, donde fue uno de los puntales del notable cuerpo técnico de Carlos Timoteo Griguol. El “Profe” fue uno de los artífices de un momento de trabajo, disciplina y organización brillante en el fútbol profesional albiazul.
También está el entrenador de arqueros Juan José Romero, platense por adopción, surgido del semillero mens sana como portero y quien creció, luego, en la función a partir de las posibilidades que le dieron Gustavo Piñero, un pionero en la materia, y Alejandro Sabella, quien le dio la gran chance en la Selección Nacional. Completa el equipo de trabajo de los mellizos Ariel Pereyra, hombre de Berazategui, pero con una vida en Gimnasia. El Pata hizo las inferiores en el Lobo y pasó grandes años en el primer equipo albiazul.
TAMBIEN EN EL PLANTEL
Entre los jugadores también hay una gran presencia platense. En la defensa, fue vital el aporte del ex albirrojo Jonathan Silva. El zurdo retomó la titularidad gracias a su garra y su determinación, e incluso en el tramo decisivo el fútbol lo premió con un gol. El lateral, criado y formado en el Pincha, también se sumó al festejo azul y oro.
Como Leonardo Jara, correntino aunque platense por adopción, que llegó a Boca después de destacarse en el León. Cuando el campeón necesitó solidez, los Mellizos apelaron a sus servicios.
En el fondo, también estuvo representada la ciudad en Lisandro Magallán, el marcador central formado en el Lobo y comprado tiempo atrás por el club de la Ribera.
Por último, Agustín Rossi, no platense pero con pasado en el Pincha, se calzó los guantes en un momento de gran presión para el equipo y fue otro que aportó para la coronación.
La Plata estuvo representada de manera central en la obtención de un nuevo título para las nutridas vitrinas xeneizes.
De la mano de los Barros Schelotto, la fiesta se desató en el barrio de La Boca, pero con un aporte fundamental que llegó desde nuestra ciudad. Boca es el nuevo campeón del fútbol argentino.
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