Vecinos de Las Banderitas miran con nostalgia la gran reserva forestal que no pueden disfrutar

Más de 60 hectáreas de un frondoso monte que tiene categoría de “Reserva Natural” para el estado provincial están virtualmente abandonados o, al menos, son casi desconocidos para los habitantes de la Región. Ubicada en el barrio Las Banderitas, este pulmón verde único se debate entre un triste presente que lo tiene casi cerrado y un futuro incierto.

El “Monte de Las Banderitas” es un lugar de ensueño, ubicado en un predio al que debería accederse por la calle154 entre 446 y el aroyo Carnaval. Alrededor de ese sitio crecieron familias del barrio, una zona histórica de horticultores, quinteros y floricultores, que hoy ven desde afuera como les cercaron “el Montecito”, como les gusta llamar a la Reserva.

Abandonado, cercado e inaccesible para los vecinos de la zona, este área que está bajo la órbita del Ministerio de Agroindustria bonaerense presenta una biodiversidad única por su arboleda y la cercanía al arroyo, con zonas bajas; que solo fue alterada por desmontes e intrusiones. Hoy tampoco escapa a la realidad de la inseguridad y los vecinos aseguran que los ladrones lo utilizan para esconderse después de un robo.

Aunque pocos lo saben, es una reserva natural con un monte de distintas especies, dominadas por altos eucaliptos, que debería ser el enhelo de cualquier ciudad o población que quiera tener un pulmón verde de semejante magnitud.

Desconocido para muchos, casi olvidado para los que lo miran de afuera, los vecinos piden que se le pueda dar un destino más acorde a su función y más cercana a la gente, como el senderismo o paseos guiados para gente de todas las edades, pero en especial a niños y alumnos, que podrían contemplar la biodiversidad de la zona en un entorno privilegiado.

En el predio, que pertenece a la Provincia, hay una casa en la que vive un casero y el acceso está cerrado con alambres y una tranquera. Según dicen los habitantes de la zona, eso es responsabilidad de un club que esgrime un convenio de explotación por 10 años del predio acordado en 2007 con la Provincia.

El convenio estaría por vencer, pero no se sabe cuál será su destino.

Por ahora, el hermetismo y el abandono apenan a los vecinos de Las Banderitas y Los Porteños.

El club detenta en sus manos un acuerdo de comodato por 10 años para construir allí dos canchas de hockey, una de rugby, dos de fútbol y un lugar de esparcimiento o SUM (salón de usos múltiples), además de zonas para el senderismo y promover visitas guiadas.

Por ahora, sólo se habría efectivizado la construcción del SUM y la casa del casero, según relatan los vecinos.

"Es nuestro un territorio muy heterogéneo, pueden estar las leyes, pero si los organismos con competencia se reúnen un par de veces por año en una oficina y no hay contacto con el territorio, no sirve"

Horacio de Beláustegui
Titular de la Fundación Biósfera

Ese acuerdo vence en los próximos días y está en manos del Ministerio de Agroindustria provincial renovarlo y también el club en cuestión pretendería la cesión definitiva del predio para su utilización.

Los vecinos remarcan con preocupación el virtual “cierre” del lugar para el ciudadano común.

También preosupa a la gente de la zon la pérdida de árboles y distintas especies. “Hubo desmontes que sin dudas no le hacen bien al predio”, agregaron los vecinos de la zona.

El lugar, de unas 65 hectáreas, está comprendido por las calles que van de 145 a 161 y de 440 a 450 del barrio Las Banderitas. Los vecinos aseguran que está sufriendo la pérdida de numerosos árboles.

¿RESERVA EN PELIGRO?

El titular de la Fundación Biósfera, el platense Horacio de Beláustegui, sostienen que un predio como este “debe preservarse en todas sus condiciones, no solo por la biodiversidad que puede brindar sino por convertirse en un pulmón importante y, por sus características, ser un frente que detiene la erosión, además de ser un reservorio de agua y lugar preferencial para las napas freáticas”.

“Estos espacios son los que debemos promover y cuidar para evitar el avance de la polución en los cursos de agua locales, que no sólo tiene efectos negativos en el terreno del paisajismo, la recreación, o la capacidad de conducción para desagotar los excedentes pluviales tras las tormentas intensas: es clave para la calidad ambiental. Los arroyos, pajonales, cañadas, zanjones y canales juegan un papel en la depuración del ecosistema, recargan las napas, distribuyen nutrientes. El agua dulce es un recurso a preservar para recarga de napas, uso recreativo, deportivo y tantos otros”, agregó el ambientalista.

El lugar, de unas 65 hectáreas, está comprendido por las calles que van de 145 a 161 y de 440 a 450 del barrio Las Banderitas. Los vecinos aseguran que está sufriendo la pérdida de numerosos árboles

“El nuestro es un territorio muy heterogéneo; pueden estar las leyes, pero si los organismos con competencia se reúnen un par de veces por año en una oficina y no hay contacto con el territorio, no sirve. Este puede ser un caso claro en el que, sin integración con la comunidad, un predio así está librado a su suerte”, explicó de Beláustegui.

Un informe sobre la situación del predio realizado por profesionales de la UNLP daba cuenta de que el monte de eucaliptos (que ocupa unas 50 hectáreas de las 65 totales) está degradado. Se observan gran cantidad de “claros”, productos de talas ilegales. Antes había unos 1.100 ejemplares por hectárea; ahora, sólo 700.