Detienen a un enfermero acusado de corromper y abusar de menores

La denuncia de una mujer que perdió contacto con su hijo de 14 años condujo a la policía hasta la casa de un enfermero de Villa Elisa, donde no sólo encontraron a este menor, sino también a otros dos y diversos elementos por los que al sujeto le imputaron los delitos de “corrupción de menores, abuso sexual, ejercicio ilegal de la medicina y falsificación y uso de documento público”, informaron fuentes policiales y judiciales, que identificaron al acusado como “Bernardino Parra (45)”.

Para pedir su detención, el fiscal Marcelo Romero argumentó que “al menos desde hace tres meses a la fecha, en el domicilio ubicado en calle 22 esquina 421, de Villa Elisa”, este hombre “promovió la corrupción de al menos tres menores de edad”.

La investigación arrancó cuando una mujer se presentó en la comisaría Duodécima para denunciar que el viernes pasado su hijo “se ausentó de su casa, enterándose por vecinos que podía encontrarse donde vive un enfermero”, aseguró un jefe policial. Además de aportar la dirección del sospechoso, la mujer reveló que en ese lugar “había otros menores que eran abusados, golpeados y les inyectaban alguna sustancia”, agregó el mismo vocero.

Con el aval de Romero, los policías de Villa Elisa y la Distrital Norte se presentaron en la casa de la calle 22, donde demoraron al enfermero en el preciso momento en que se iba en un auto Toyota Corolla y a un joven de 18 años. En el mismo operativo rescataron al hijo de la denunciante y a otros dos chicos, uno de 14 y otro de 17, que, según el reporte oficial, presentaban “a simple vista algunas excoriaciones en brazos y rostros”.

El fiscal argumentó en su pedido de detención que el imputado “les suministraba y aplicaba (a los menores) medicamentos, aprovechándose de sus conocimientos en función de su profesión de enfermero, con la finalidad de corromper y desviar su normal desarrollo sexual y abusar sexualmente de los mismos”, mediante “tocamientos en distintas zonas de sus cuerpos, al mismo tiempo que les profería manifestaciones de índole amorosa”.

A criterio de Romero, hay indicios de que Parra les exhibía a los adolescentes “imágenes, elementos y juegos de contenido sexual no acordes a la edad y madurez sexual de los menores, actividades todas que revisten la idoneidad suficiente como para instalar en ellos una depravada actividad y deformar el libre crecimiento sexual, incidiendo en su orientación”.

EJERCICIO ILEGAL DE LA MEDICINA

Del enfermero sospechan, además, que, “al menos en el período mencionado”, ejerció “ilegalmente la medicina, prescribiendo, administrando y aplicando en forma habitual diversos medicamentos para lo cual usaba documentación apócrifa (recetas y certificados) que él mismo confeccionaba a nombre de profesionales de la medicina, haciéndose pasar por ellos”.

En el allanamiento a su casa se secuestró “gran cantidad de medicamento psicofármacos, material pornográfico, elementos de enfermería (ampollas, jeringas y agujas), prótesis sexuales, recetarios (incluso los utilizados para medicamentos psiquiátricos) y varios sellos de distintos médicos”, entre otras cosas, detallaron fuentes judiciales y policiales.

En la causa figuran los testimonios de familiares de los menores que fueron encontrados en la casa de Parra. La madre de uno de ellos declaró que se enteró por boca de los amigos de su hijo que el imputado “solía compartir sus historias sexuales con ellos, mostrándoles las cosas que hacía y de hecho jugar a tocarlos en ocasiones (...) que había chicos que jugaban con él y que le pérmitían hacer esas cosas”.

Otros testimonios mencionan que el enfermero “les conseguía (a los adolescentes) alcohol y estupefacientes(...)” y que a algunos los había “medicado aplicándoles un suero intravenoso”. Los médicos que revisaron a los menores detectaron en uno de ellos una “excoriación puntiforme con hematoma en pliegue de codo izquierdo compatible con la colocación de venopuntura para pasaje de suero”.