Niños transgénero: un tema que desata dudas y controversia

Más padres admiten públicamente la realidad de sus hijos y dejan lugar al debate

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“Le gustan los trajes. Lleva corbata, chaqueta y pantalones. Le gusta vestir como un niño. Quiere ser como un niño. Tuvimos que cortarle el pelo. Le gusta usar cosas de hombre. Ella cree que es como uno de sus hermanos. Brad y yo no pensamos decirle cómo debe actuar o cómo debe sentirse. Que ella misma encuentre su lugar”, contó Angelina Jolie en una entrevista para explicar el look masculino que lleva su hija desde los cuatro años. La niña, que cumplió 11, estaría por iniciar un tratamiento para poder cambiar de sexo.

Jolie y Pitt no son los primeros ni los únicos padres que deciden respetar las elecciones de vestimenta, de juegos y juguetes o modos de ser de sus hijos, aunque las preferencias de los menores no sean las que socialmente se consideran apropiadas según la genitalidad de los chicos.

“No te gustaban los pantalones, te gustaban las faldas. Y bueno, yo por aquel entonces, llegué a pensar que tenía un niño y que posiblemente sería homosexual, pero nunca se me cruzó por la cabeza que podías ser una niña”

Aunque todavía el tema de los niños transgéneros despierta sensibilidades, dudas, contradicciones y miedos, poco a poco el velo del tabú se va corriendo y deja lugar al debate. Cada vez más padres se animan a hablar del asunto y validan las sensaciones que manifiestan sus hijos.

“Esto tiene que ver con una situación muy actual de apertura de la sociedad, que está mirando y escuchando como nunca antes a los niños y a las niñas, que tienen derecho a vivir la identidad de género autopercibida”, dice Adrian Helien, médico psiquiatra, coordinador de atención de la Salud Transgénero del hospital Durand.

El especialista diferencia al sexo, que tiene que ver con los aspectos biológicos de los seres humanos y se asigna a partir de los genitales, del género, que nace de la autopercepción.

Explica que el género y el sexo pueden no coincidir: “Si la percepción que tenemos de nosotros no coincide con el sexo asignado al nacer estamos hablando de personas transgénero, y si la identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer, estamos hablando de personas cisgénero”, dice, y agrega: “No sabemos cómo se construye la identidad de género, solo tenemos teorías. Pero contamos con evidencia de que empieza a autopercibirse en la primera infancia y por eso podemos tener niños o niñas cuya identidad de género comienza a estar cruzada con el sexo asignado al nacer”.

“Quiere ser llamada John o Peter. Quizá sea una cosa de Peter Pan. [...] Cuando decimos “Shi, ¿quieres...?”, ella responde ‘John. Soy John’. Creo que es una de esas cosas que les parecen lindas a los padres y muy desagradables a otras personas”, contó Brad Pitt en el show de Oprah Winfrey, en noviembre de 2008.

Diferentes medios internacionales afirmaron que la hija de Brad Pitt y Angelina Jolie habría comenzado a tomar hormonas para que su cuerpo no se desarrolle como el de una mujer, aunque esta versión luego fue desmentida. Los padres, que apoyan a su hija y siempre hablaron abiertamente de lo que le sucedía, hasta el momento no se expresaron sobre los rumores del tratamiento.

En la misma línea, recientemente se viralizó una carta de un padre a su hija trans en la que cuenta que a los seis años, después de haber visto un documental sobre una persona trans, su hijo le dijo que le pasaba lo mismo que a la persona de la televisión: “Soy una nena, pero nací con un cuerpo de niño”.

“Nos dimos cuenta de que eras una persona muy fina, muy sensible; corrías diferente a los niños; hablabas diferente que los niños; te gustaban las cosas diferentes que los niños. No te gustaban las pelotas, te gustaban las muñecas; no te gustaban las zapatillas, te gustaban los tacones; no te gustaban los pantalones, te gustaban las faldas. Y bueno, yo por aquel entonces, llegué a pensar que tenía un niño y que posiblemente sería homosexual, pero nunca se me cruzó por la cabeza que podías ser una niña”, dijo Nacho Vidal (reconocido actor porno) en la carta que escribió para difundir públicamente.

Cuando el niño, a los seis años, manifestó que no quería vestir más como un niño porque en realidad era una niña, los padres le brindaron su apoyo y le renovaron el vestuario: “Con mucho miedo, porque vivimos en una sociedad que no tolera, que no respeta, no empatiza y no entiende esta situación; una gran parte de la sociedad no lo entiende”, dijo el actor, y reconoció: “El primer año, todo el mundo pensaba: ‘Ya se le pasará, ya se le pasará’, pero ya cuando tenías siete u ocho, yo recuerdo estar tomado de la mano contigo, andando por la calle, y tú me hablaste; sentí una energía que recorría todo mi brazo y llegaba a mi corazón, a mi cabeza y a mi alma, y me dije: ¡Tengo una hija!, ¡tengo una hija! Y ahí me di cuenta de que eras una niña; que eres un niña”.

“No hay dudas de cuando un chico no responde a las categorías del sexo que le asignaron al nacer, porque sufre de manera persistente y recurrente”

“Cuando los chiquitos o chiquitas sienten disconformidad con el sexo asignado al nacer, probablemente se muestren disconformes con las marcas con las cuales tipificamos al género (formas de vestir, juegos, juguetes) y muchas veces se niegan a aceptar estos códigos”, dice el especialista del Hospital Durand, quien advierte que no se trata de un mero capricho ni de una situación circunstancial, y que esta disconformidad con las imposiciones sociales realmente generan angustia y sufrimiento en los chicos.

“No hay dudas de cuando un chico no responde a las categorías del sexo que le asignaron al nacer, porque sufre de manera persistente y recurrente”, dice Helien y señala que la mayoría puede decirlo claramente, con sus palabras y corto vocabulario.

“Simplemente soy una chica”, dijo Avery a la psicóloga cuando sus padres la llevaron a terapia, preocupados por el cambio de personalidad que manifestaba. La niña transgénero, que actualmente tiene 9 años, el año pasado fue tapa de la revista National Geographic.

A los tres años Avery comenzó a hablar de la muerte. A partir de entonces, dejó su personalidad alegre y extrovertida y pasó a mostrarse triste. Sus padres se preocuparon por el cambio de personalidad y hasta llegaron a alejar de su alcance elementos cortantes con los que pudiera lastimarse.

-¿Puedes responderme algo sobre ti? -preguntó la terapeuta Caroline Gibbs, directora del Instituto Transgénero de Missouri-. ¿Eres un chico o una chica?

- Soy una chica -contestó Avery.

- ¿Qué te hace creer que eres una chica?

- Simplemente lo soy.

- ¿Es por lo que te ponés para jugar?

- No, simplemente lo soy.

- Si tus padres dicen “mi hijo” y “él”, ¿cómo te hace sentir?

- Soy realmente “ella” porque soy una chica. Soy una hija.

Luego de la consulta, los padres decidieron apoyar a Avery para que desarrollara su identidad femenina. Les pareció que una transición pausada sería menos traumática, por lo que al principio sólo le permitían vestir como niña los fines de semana. Cuando le tocó una fiesta de cumpleaños en esos días, Avery decidió asistir con vestido. A partir del lunes siguiente se presentó al colegio con indumentaria femenina.

“Hay que evaluar también la intensidad de las disconformidades. Algunas son muy intensas y el niño no tolera vivir en una entidad de género que no le corresponde, y necesita expresarlo. Algunas transiciones se dan de manera temprana, inclusive desde el jardín de infantes”, comenta Helien.

El especialista plantea que un gran desafío para los chicos trans es lograr la aceptación y el acompañamiento de los padres y de la comunidad educativa. “Hay que entender que es una situación posible, humana y normal entre los seres humanos. Aunque estadísticamente le ocurra a un número inferior de niños no es una patología. A los padres les corresponde escuchar y si tienen alguna duda pueden consultar a un profesional. Hay que aceptar que los niños tienen derecho a elegir sus propios juguetes, y pueden empezar a elegir sus propias ropas”, dice, y remarca: “La entidad le corresponde a cada persona, no es de los padres, es de las persona que la posee. El respeto por las identidades diversas es importante”.

“Cuando me empecé a vestir como niña, mis amigos no tenían problema con eso, pero sus padres sí”, contó Avery.

Su madre pensó que narrar su transición, en primera persona, a través de Youtube, podría servir de inspiración para niños y niñas que atraviesan una situación similar. Avery terminó por convertirse en una referencia en el universo transgénero. Tanto es así que la revista National Geographic decidió ponerla en la tapa cuando trató el tema.

“Pensábamos que Avery era tan fuerte, tan orgullosa y confiada en sus decisiones, que era una buena persona para simbolizar las nuevas discusiones sobre género. Parece resumir la complejidad de la cuestión”, dijo Susan Goldberg, editora en jefe de la publicación.

Ni hombre ni mujer

Pero, como explica Helien, la identidad de género no se agota en el binario: varón/mujer. “Hay personas que no se perciben ni varones, ni mujeres, y tampoco quieren ser asignadas dentro de esas categorías”. Es el caso de Kori Doty, un transgénero no binario (no se reconoce como hombre ni como mujer) que recurrió a la justicia canadiense para que la cartilla de salud de su bebé de ocho meses, Searyl Atli, figurara con una “U” de “undetermined” (indeterminado) o “unassigned” (no asignado) en el espacio para completar su sexo.

“Cuando nací, los médicos miraron mis genitales e hicieron presunciones sobre quién iba a ser yo, y esas presunciones me acompañaron durante mi vida. Esas presunciones resultaron incorrectas y tuve que hacer un montón de ajustes desde entonces ”, argumentó Kori, y agregó: “Estoy criando a Searyl de un modo que no tenga su identidad sexual predefinida hasta que tenga un sentido de sí mismo y un control de su vocabulario para que me diga qué es. Lo reconozco como un bebé y estoy tratando de darle todo el amor y el apoyo para que pueda ser la persona más completa sin las restricciones que vienen con la caja de niño o niña”.

 

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