Sitiada por protestas, la Ciudad fue un laberinto

En hora pico, cruzar el Centro podía llevar no menos de media hora de maniobras

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Hay días en que es mejor no levantarse de la cama. Entre bocinazos, maniobras a paso de hombre y embragues poniendo primera una y otra vez, en una jornada de inusual calor y humedad, eso es lo que deben haber pensado miles de automovilistas platenses que ayer se vieron obligados a sortear -con dispar éxito- la media docena de concentraciones y piquetes que convirtieron el centro y la bajada de la Autopista en un laberinto.

Docentes, operarios navales, militantes sociales, activistas por la diversidad sexual, coincidieron en defender sus causas en la vía pública y provocaron altas dosis de caos entre las primeras horas de la mañana y largamente pasado el mediodía, ante agentes municipales que hicieron lo que pudieron para moderarlo.

Desde muy temprano, agrupaciones de izquierda y organizaciones sociales se apostaron en 7 y 50 -extendiéndose hacia 49 y 51- con la idea de “hacer el aguante” a los trabajadores despedidos de la planta de Pepsico en Vicente López, y repudiar su desalojo por la fuerza de las instalaciones fabriles recientemente desactivadas.

Poco después, tanto en plaza Moreno -concretamente en 12 y 50, la esquina con más tránsito de la Ciudad- como en 14 y 56 -a metros de la sede de la Dirección General de Escuelas bonaerense-, sendos grupos de maestros nucleados en una de las corrientes gremiales de la actividad desplegaron piquetes para reclamar que no se los convoque a trabajar durante el receso escolar invernal.

Al mismo tiempo, una impactante caravana con más de sesenta colectivos arribaba desde Ensenada con cientos de trabajadores del Astillero Río Santiago. Estacionados a la vera de la bajada de la Autopista en diagonal 74 y 122, y sobre la avenida 32, oficiaron allí como cuello de botella y preludio de lo que les esperaba en el microcentro a quienes llegaban a la Ciudad.

Los navieros nucleados en el gremio ATE marcharon hasta 7 y 45 y allí se quedaron para exigir, ante el ministerio de Economía, la “reactivación” de su actividad mediante inversiones de apuntalamiento tecnológico, créditos y el cese de las “importaciones de barcos obsoletos”.

A poco más de dos kilómetros de allí, la cuadra de 15 entre 33 y 34 fue escenario de una movida inusual para la dinámica del barrio aledaño con la parroquia Nuestra Señora del Pilar.

Parte de la comunidad educativa del colegio Virgen del Pilar, en compañía de algunos vecinos y militantes por el respeto a la diversidad sexual autoconvocados por medio de las redes sociales, se concentró en el lugar y luego cortó el tránsito en 15 y 34 provocando marchas contramano, desvíos y embotellamientos, para repudiar las presuntas declaraciones de un docente caracterizando a la homosexualidad como “una enfermedad”.

 

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