El desahogo de todo el grupo

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Pocas veces en los últimos años el estadio 12 de Octubre fue testigo de tremenda muestra adrenalina.

Ni siquiera en las promociones ni en las finales contra Español.

Estaba en juego no irse a la última categoría del fútbol argentino tras 34 años.

Y no dependía solo de Cambaceres. Sino de otro resultado.

Por eso, el final fue a pura lágrima y emoción. Los jugadores ya sabían que Argentino de Merlo habían perdido y se abrazaban alborozadamente en la mitad de la cancha en señal de desahogo por todo lo que habían peleado para llegar a este momento.

A varios se les cayó una lágrima o mejor dicho más de una lágrima. En la tribuna no paraban de cantar y de abrazarse. Y la salida de Juan Vinaccia fue todo un gesto de desahogo y demostración por qué el Rojo se ganó el derecho a una nueva oportunidad.

 

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