Los caminos son el otro drama de los productores

Están encharcados y aseguran que el municipio no escucha los reclamos

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Por el mal estado de los caminos, Raúl Inda sólo puede salir de su casa en tractor. La lluvia -que desde hace meses viene azotando intermitentemente al partido bonaerense de Bolívar- se sumó a la falta de mantenimiento de los senderos y el resultado fue desastroso. Con su mujer se organizan para ir al pueblo a hacer las compras cada diez o quince días, el resto del tiempo permanecen aislados, a la espera de que la tierra seque.

Los viajes al pueblo no son el único problema que mortifica al productor agropecuario, también está el asunto de las vacas, a las que no puede llegar para alimentar y no sabe cuántas lograrán sobrevivir a los días de hambruna. De pasto no quedó nada. El verdeo para alimentar a los animales se perdió casi por completo en toda la región. Los que pueden llegar al ganado, les dan granos comprados.

Para completar su situación, Inda alcanzó a levantar “muy poco” de la cosecha de maíz y soja que sembró. Como él, la mayoría de los productores de la provincia de Buenos Aires atraviesan una situación crítica.

A mes y medio del comienzo de la nueva campaña para el grano grueso, dos millones de hectáreas (entre Buenos Aires, Córdoba, La Pampa y parte de Santa Fe) se encuentran inundadas y otras cuatro millones tienen problemas de piso o se encuentran con anegamientos parciales.

Si bien no toda esa superficie corresponde a áreas cultivables, las seis millones de hectáreas representan el 16% del área total que podría tener la campaña 2017/2018.

En los últimos 40 años, Bolívar soportó 14 inundaciones: alrededor de una cada tres años. “En cada una se pierden unos 600 millones de pesos, lo que equivale a un presupuesto municipal”, dice Fernando Alzueta, presidente de la Sociedad Rural de Bolívar. Actualmente se estima que unas 200 mil hectáreas están bajo agua.

Además de los cultivos, se pierden pasturas, se destruyen los caminos, los animales no entran en celo y las vacas sufren abortos espontáneos. Muchas veces los ganaderos se ven obligados a las ventas “antes de tiempo”, por lo que el negocio les resulta poco rentable.

“El estado de los caminos es lamentable desde hace 5 años, y la inundación agrava todo. En el campo viven unas 6 mil personas, chicos que no pueden llegar a las escuelas. La gente se cansa porque no se puede andar por la tierra y vienen a Bolívar sin trabajo”, dice Alzueta, y afirma que el municipio está enfrentado con el campo y no escuchan los reclamos.

Raul De Canala tiene 650 hectáreas en las que produce cereales y carne. Dice que a causa del mal estado de los caminos se ve obligado a hacer 20 kilómetros de más para llegar al campo, y que las dos familias que viven ahí también tienen que tomar “rutas” alternativas (que suponen 50 kilómetros de más) para llevar a los chicos a la escuela.

“La municipalidad de Bolívar está alquilando maquinas para arreglar los caminos, porque ni siquiera tienen. Nosotros pagamos los impuestos y en un año y medio pasaron solo dos veces para arreglar”, se queja el productor.

El tambero Pachy Tamborenea, ex presidente de la Cámara de Productores de la Cuenca Oeste de Buenos Aires, considera que el estado de los caminos y el agua bajo la tierra es el principal problema del sector en este momento: “Nos inundamos cada dos o tres años y tenemos nuestros campos canalizados, para escurrir más rápido el agua, pero como las napas están demasiado altas, con cualquier lluviecita se empieza a mover la tierra”.

El presidente de la Sociedad Rural advierte que lo que ocurra en el campo, repercutirá en toda la región: “El motor más importante de Bolívar es el campo. Si el productor agropecuario cierra la tranquera hay que ver qué pasa con el resto, se va a sentir en el comercio”.

Micaela Guinea, de la dirección de Industria y Comercio de la municipalidad de Bolívar, señala que las consecuencias de las inundaciones sobre el comercio se van a empezar a ver más adelante, ya que todavía es muy reciente. “Aunque disminuyeron las ventas en algunos sectores no se puede relacionar directamente con las inundaciones, sino más bien con la situación económica del país”, afirma. Considera que los sectores más afectados serán la construcción y la venta de camionetas y maquinaria agrícola.

 

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