De la vida en la pensión a dormir en un cajero
Edición Impresa | 23 de Julio de 2017 | 04:39

Ocho meses llegó a pasar sin bañarse, cuenta Marcelo Distéfano (41). Fue en el peor momento de una crisis que comenzó el día que tuvo un accidente mientras vendía golosinas en los trenes que lo dejó con dificultades permanentes para caminar. A partir de ese momento su vida y la de su compañera Margarita Kalaityis se hizo cada vez más difícil. Ya no pudo pagar la pensión que compartían. Y juntos se quedaron en la calle.
“Al principio vivimos en distintos barrios de Buenos Aires, después por consejo de un amigo que nos dijo que en La Plata podríamos conseguir un trabajo, llegamos a esta ciudad. Dormimos un tiempo en Plaza San Martín y mas tarde en un cajero automático de la calle 7.
Allí dicen haber recibido mucha ayuda de los vecinos: “la gente que venía a sacar plata nos dejaba mantas o alimentos. Con eso íbamos tirando. A veces Margarita pedía algo de comida en los negocios y yo vendía alfajores”, dice Marcelo.
En total sumaron tres años juntos en la calle, años en los que pasar cada invierno representó un desafío y una amenaza, sobre todo, en cada ola de frío.
En esos años se acostumbraron también a escuchar promesas de alojamiento y trabajo que nunca se cumplieron.
Desde hace un mes, Marcelo y Margarita viven en el albergue de Sumando Voluntades. Allí ayudan en las tareas de la casa y en la preparación de las viandas para los sin techo que permanecen en las calles de La Plata, El sueño de los dos es modesto: un trabajo que les permita tener un ingreso fijo y pagarse un lugar donde vivir después de tanta penuria.
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