Antonio Ortíz: no hay imposibles

Es platense. A los 4 años perdió la visión. Hoy está a punto de egresar del Colegio Nacional de La Plata. Consiguió la medalla de plata en el Campeonato Mundial Juvenil de Para-Atletismo Nottwil 2017, en Suiza. Al margen de lo deportivo es un ejemplo, un canto a la vida

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Por Adrian D’amelio Entrevista

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Antonio Ortíz y tiene una historia particular. A los 4 años quedó ciego como consecuencia de un tipo de cáncer ocular. Debido a esto se le debieron extirpar ambos ojos y se le aplicó una prótesis en ambas cavidades.

Claro que para Antonio esta circunstancia no fue un impedimento en su vida personal y social. Creció y hoy se encuentra a punto de egresar del Colegio Nacional de La Plata, ya que se encuentra cursando el último año en 6º 7º.

Antonio se ha convertido en un orgullo para el Nacional, porque además de ser un excelente estudiantes también se dedica al deporte. En el primer Mundial Juvenil de Para-Atletismo 2017, disputado en la ciudad suiza de Nottwil, fue parte de la delegación que representó a la Argentina.

El atleta de nuestra ciudad se subió al podio obteniendo la medalla de Plata en la competencia de lanzamiento de Disco, en la categoría T11 (no vidente), con una marca de 31,18 metros.

“Toda posibilidad de participar en una competencia de este envergadura es útil para uno y para la carrera deportiva. Es una experiencia enorme, que personalmente también en lo que es la parte cultural porque uno está en otro país y convive con atletas de todas parte del mundo”, comienza diciendo Antonio con respecto a su incursión en el Mundial Junior de Para-Atletismo de Nottwil.

Antonio comenzó a practicar específicamente atletismo hace algo más de dos años. Un representante del Cenard lo observó en su participación en los Juegos Bonaerenses. En ese momento, Ortíz se especializaba en lanzamiento de Bala y velocidad hasta que se fue perfeccionando en Disco donde obtuvo el segundo escalón del podio en el Mundial.

A pesar que Antonio hizo toda su vida deportes. Arrancó de chiquito con natación. Luego equitación para después de un breve impasse se dedicó a la práctica de fútbol para ciego en el Centro Basko de La Plata; aunque también intercaló con el atletismo en lo que se refiere a la especialidad de fondo.

Antonio llegó a suiza luego de conseguir la marca mínima en el Campeonato Sudamericano de San Pablo, pero quedó en una “lista de espera” y recién supo que iba a competir ante la “baja” de otro atletas.

Ortíz divide sus entrenamiento entre nuestra ciudad y el Cenard. “En La Plata es muy acotado con lo que se puede hacer, ya que no hay elementos, no hay ayuda. No por los entrenadores que ponen todo de sí. Se puede decir que todo es muy casero; aunque martes y viernes entreno en el CEF Nº 2; mientras que los días sábados lo hago en el Cenard. Aparte de que veces por semana voy al gimnasio”, remarcó Antonio, que su gran ilusión pasa por estar en los Juegos Paraolímpicos de Tokio 2020.

En lo que respecta a su relación con el estudio y la practica del deporte, Antonio dijo que “no es un gran esfuerzo. El entrenamiento requiere tiempo y el estudio más que nada atención”.

Como quedó dicho, Antonio está a punto de ser un egresado del Colegio Nacional. En un futuro piensa dedicarse al estudio de Letras, pero en lo inmediato apostar más al deporte complementado con una especialidad corta como puede ser adiestrador de perros, ya que tiene un enorme cariño por los animales.

A Antonio le interesa mucho la lectura. Con el avance de la tecnología lo hace a través de la computadora por medio de una lectora de voz. “A muchos le gusta leer en Braille, yo lo utilizo más que nada para las matemáticas y la física, pero en lo que se refiere a la lectura lo hago por medio de la compu escuchando la narración del libro”, afirmó.

Entre la lectura se inclina por el género de ciencia ficción siendo su preferida la saga de Game of Thrones y entre los autores se inclina por Stephen King, pero su iniciación en la literatura comenzó con Harry Potter.

De su discapacidad, Antonio habla sin tapujos. “En el colegio no tengo privilegios, ni tampoco debo tenerlos. Soy uno más en el curso solamente que no puedo ver. Tengo una maestra integradora que es la que me ayuda. Con mis compañeros no tengo una afinidad extrema, pero me llevo bien, ya que mis amigos están fuera del ámbito escolar”, comentó.

Es hincha de Gimnasia por su padrino. Alguna vez fue a la cancha “Es lindo escuchar el ambiente de la cancha y aunque no parezca se mete en el partido”, resaltó Antonio, que el próximo 31 de octubre estará cumpliendo 18 años.

Vive con su mamá Angélica. A pesar de ser no vidente es muy “independiente” a la hora de movilizarse. Se levanta a las 6 de la mañana. Se toma dos colectivos para ir a la escuela como para también regresar a su casa al mediodía.

Por último, Antonio dejó una reflexión: “No hay un no puedo. Uno se tiene que liberar de la cadenas sociales que suelen atarte por el miedo al rechazo. En fin, la traba pasa por uno mismo Y voy a contar algo muy personal. En Jardín de Infantes, acá en la Anexa, me dijeron que no podía estudiar porque era muy hiperactivo y hoy le demostré a esa persona que se atrevió a juzgarme de una manera discriminadora, que si se puede y que de una manera u otra se llega si uno quiere”. Se llama Antonio Ortíz es platense. Un ejemplo, un canto a la vida.

 

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