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Juan Leyrado: “hay una desvalorización de la risa”

El actor llega a la Ciudad para mostrar su primer unipersonal, “El elogio de la risa”

Juan Leyrado: “hay una desvalorización de la risa”

Leyrado es Antonio en “El elogio de la risa” - archivo

31 de Agosto de 2017 | 03:48
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Juan Leyrado está solo, solo como nunca antes, mientras espera a salir a escena: “El elogio de la risa” es su primer unipersonal, y su experiencia de lo que es el teatro, “en barra”, como él mismo explica, con bullicio en los camarines en la previa y salidas a comer después, se transformó completamente en esta soledad.

“Me encontré con algo nuevo y no le escapé, porque descubrí que la mejor forma de transmitir y estar con el público es si estoy realmente conmigo, si yo no me quedo afuera de la función”, explica quien, en esa soledad, se dice: “Lo único que tengo que hacer es estar concentrado y muy verdadero, que cada palabra que diga me resuene en algún lugar. Tiene que resonar en mí para que resuene en el público: esa es la verdadera comunión”.

“El elogio de la risa”, escrita y dirigida por el platense Gastón Marioni y de gran éxito en el Multiteatro, traerá a Juan Leyrado al Coliseo Podestá el sábado 9 de septiembre, para mostrar la historia de Antonio, “un hombre que mientras espera para festejar el cumpleaños de la mujer amada de su vida, Susan, recuerda cómo fue su encuentro y el descubrimiento de ese amor que persiste se da a partir de algo que siempre estuvo, de la risa de Susan, especial, contagiosa”.

Allí, explica Leyrado, Antonio “empieza a contar, y ahí es donde empiezo a desdoblarme actoralmente en distintas épocas y empiezo a actuar otros momentos de esa relación, mientras él cuenta como se conocieron. El quería ser un actor dramático, pero se fue transformando a partir de esa risa de esa niña que apareció en su vida, esa vida le hizo encontrar la risa interna que la tenía guardada en una cajita, a través del contagio de la risa”.

La risa y el paso del tiempo son los dos ejes en los que se mueve la obra: para Leyrado, el paso del tiempo implica la pérdida de la risa, y en la obra su personaje busca ante “un problema que no tiene solución” como es el transcurrir del tiempo encontrar el aliciente del reencuentro de esa chispa.

“En la generación de donde vengo, en la educación primaba el tema de la seriedad como un objetivo importante. Esta cosa de distanciarse de aquello que de niños que tanto nos cautivaba: sin desvalorizar lo serio, ahí aparecía lo solemne, cosa que en realidad nunca me interesó demasiado”, cuenta Leyrado sobre su propia experiencia con la risa y la seriedad, y recuerda que en aquellos días escolares “nos hacían tomar distancia el uno del otro con el brazo, y si uno se reía en el grado, en seguida era sacado fuera del aula”.

El intérprete de gran trayectoria teatral, recordado por su rol en tevé como Héctor Panigassi en “Gasoleros”, revela que “una de las cosas que me llevó a ser actor es la continuidad de ese juego que yo sentía que cuando fuera adulto no iba a existir más: uno se tenía que convertir en una persona seria para poder instalarse en el mundo de los adultos”.

“Esa risa tenía que ser callada interiormente”, sentía Leyrado, un proceso que fue volcado en la obra con el objetivo de mostrar como, “ante el advenimiento de los años, se puede recuperar” esa risa. Esta simbiosis entre esta trayectoria vital de Leyrado y la idea de la obra impulsó al actor de “Educando a Nina” y recordadas obras como “Baraka” a aceptar, por primera vez en su vida, el desafío de estar solo en escena.

“Nunca pensé que fuera a hacer un unipersonal”, afirma Leyrado, “no estaba dentro de mis planes, siempre he trabajado en grupos y me gusta lo que se gesta grupalmente. El unipersonal, si me llegaba en otro momento de mi vida, de mi edad, de mi experiencia, no lo hubiese disfrutado, lo hubiese vivido como una lucha. Pero sin saberlo, me empecé a descubrir en un plano de comunicación con el público de lo íntimo”.

De hecho, un proyecto unipersonal anterior que le acercaron, también con Marioni al frente, no lo convocó: pero el autor platense “escuchó mis argumentos de por qué no quería hacerla y al otro día ya me trajo esta propuesta. Empezamos a trabajar durante largos meses en la profundización de lo que estaba desarrollando: él escribió aquello que los dos queríamos contar”, revela Leyrado sobre la génesis de “El elogio de la risa”.

“Estaba seguro que debía construir algo en lo que yo estuviera totalmente de acuerdo, que mi voz tuviera que ver con lo que estaba contando, con un compromiso profundo con lo que estaba transmitiendo”, dice al respecto el intérprete, que afirma que “no es una conferencia o un stand up”, géneros ligados hoy a la noción de unipersonal, sino “una obra de teatro de un solo personaje”: un Antonio alineado con “cosas que estoy descubriendo con mi edad, en relación al paso del tiempo, a la búsqueda constante de esa risa de niño que fue a veces reprimida por uno, por la sociedad. Uno en algún lugar de sus recuerdos tiene que el que se ríe mucho es un tonto, y se valoriza mucho cuando una persona es muy seria. Hay una desvalorización de la risa”.

Y la risa, o lo que simboliza esa risa, esa vitalidad perdida con el paso del tiempo que se encuentra a veces en el teatro, es algo “que el público realmente lo necesita, como lo necesitamos todos. El tema es como uno puede llegar a eso, que es realmente deseado pero difícil de transmitir: uno tiene que vivir ese proceso para después transmitirlo”.

“Uno no puede contar algo así si uno no se permite transitar lo anterior, porque no es un cuento, una imitación, lo que uno cuenta”, agrega. “Es realmente el proceso que uno hace, si puede y lo logra, cuando pasa el tiempo, el proceso de encontrar dónde está aquello que nos permite llevar adelante una vida con todos sus altibajos y problemas, aquí y en cualquier lugar del mundo, con el peso y el dolor y la bronca, utilizando de aquellas cosas internas que sí realmente tienen valor. En el fondo, en cada uno de nosotros, existe la llamita de una risa que cuando niños aparecía sin ningún pelo, sin color, sin partidismo o ideología”.

PARA AGENDAR

QuE: “El elogio de la risa”

CuAndo: Sábado 9 de septiembre a las 21

DOnde: Coliseo Podestá, 10 entre 46 y 47

 

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