Brian Sarmiento, un ex Estudiantes suelto en la farándula

Carisma, caderas y caradurez: las tres “ca” que convirtieron al futbolista Brian Sarmiento en una estrella mediática volvieron a mostrarse en el living de Susana en la noche del domingo, cuando el futbolista de Newell’s, de paso en su juventud por Estudiantes, fue invitado al sketch de “La empleada pública” y tomó el escenario por asalto, como ya hiciera cuando fue parte de la salsa de a tres, en el “Bailando”, con Sol Pérez y Fernando Bertona.

Es que el magnetismo de Sarmiento parece eclipsarlo todo, incluso contra el deseo del espectador que termina rendido a los pies de su simpatía: en lo que podría llamarse el “efecto El Polaco”, la irrupción de una figura “hecha desde abajo”, de carisma popular, humildad y una desfachatez y alegría barrial y envidiable, en un medio marcado por las narices levantadas y el divismo, provoca terremotos en un público algo agotado de los escandalitos de los “divos de pizzería” de nuestro compendio de famosos.

Pero, ¿de dónde salió Brian Sarmiento? En La Plata todavía es recordado como aquel chico de 16 años que prometía ser el “futuro Messi” y escapó utilizando artilugios legales hacia Europa sin dejar un centavo al club que lo formó: en su regreso al país años después, Sarmiento se mostró arrepentido de aquella decisión que, afirmó, marcó su carrera al “quemar etapas” y ponerle demasiada presión.

Brian volvió a Argentina en 2011, pasó por varios clubes, pasó por Brasil y Perú y, finalmente, el año pasado, con 26 años, su odisea lo llevó a Banfield, donde se convirtió en una pieza importante en el equipo del Sur pero, más importante, se transformó en una estrella mediática. ¿El secreto? “Paso a Paso” e Instagram.

Brian Sarmiento se convirtió a puro carisma en un fenómeno en las redes sociales, gracias a su banda tropical Los Turros y su hit “Tamo Activo”, que se convirtió en su eslogan: su perfil bailantero llamó la atención de “Paso a Paso”, el programa de TyC que busca descontracturar la cobertura de la fecha y que convirtió a Sarmiento en la estrella de su temporada pasada, catapultando a la vez al futbolista a una fama fuera de la cancha quizás mayor que la admiración que genera por sus gambetas rebeldes.

Tras este año de ascenso meteórico Brian cultivó casi un millón de seguidores en Instagram, su red social preferida donde el video de su paso por el living de Susana, el domingo, donde puso a la diva de los teléfonos a menear, consiguió 375 mil reproducciones.

EL SHOW DE BRIAN

Brian ya es un influencer, uno de esos personajes que son famosos gracias a tener seguidores, pero lejos de tratarse de una fama construida a través de la imagen, el glamour o la elegancia, lo de Sarmiento es pura simpatía.

Así demostró cuando hace dos semanas pasó por la pista del “Bailando”, convocado por Sol Pérez para la salsa de a tres, y sacó a relucir las tres “ca”. La previa con Tinelli fue una de las más divertidas y descontracturadas de un ciclo al que le falta chispa esta temporada: Brian contó anécdotas de “levante”, se divirtió con su grupo de amigos (un grupo de rufianes entrañables: uno hasta le dio un pico a Moria Casán) y encima, a la hora del baile, la rompió toda.

Su carisma y soltura le valieron incluso un 10 de ¡Polino! El jurado “malo del concurso también se rindió al futbolista afirmando que “el invitado me encantó. Brian, te robaste el show”.

Coincidieron con él Pampita (“Brian se robó el show. Tenés swing, contagio, transmitís algo. Una noche mágica”) y Moria (“el showman que es este chico. Se diferencia de todos los bailarines invitados que tuvimos. Gozó de todo. Tiene una dinámica de pista que no puedo creer. Me los borraste a los chicos”). Y se llevó 29 puntos, a uno del puntaje perfecto.

El show de Brian regresó el domingo a la noche para encender el programa de Susana desde el sketch de “La empleada pública”: al ritmo de su “Tamo activo”, el futbolista hizo “menear” a la diva, invitó a bailar a Gasalla y hasta se animó a una propuesta para Su: “Nunca estuve con una chica rubia de su estilo, me encantaría invitarte a cenar”. Crack, dentro y fuera de la cancha.