Ciberbullying: los docentes reconocen que hacen poco para revertir el acoso escolar
Edición Impresa | 4 de Septiembre de 2017 | 04:16

Se sabe que el ciberbullying excede la escuela y el horario escolar, pero quienes lo estudian saben también que su origen suele estar en el aula y, muchas veces, a la vista de los propios docentes. Un relevamiento de la ONG Argentina Cibersegura no sólo lo confirma sino que brinda detalles inquietantes: si bien el 52% de los maestros presenció un caso de este tipo en su colegio, apenas el 16% dijo haber generado planes de trabajo para que estas situaciones no vuelvan a ocurrir.
El trabajo se realizó en escuelas de todo el país y abarcó un total de 568 maestros. Según las conclusiones más preocupantes, el 9,7% de los educadores aseguró haber presenciado un caso de grooming y un 23% uno de sexting.
Para quienes realizaron el relevamiento, a esta altura de la cultura digital resulta clave enseñarle a los chicos a ser “buenos ciudadanos digitales”. Pero para eso, remarcan, el Estado debería incluir capacitación a los docentes y contenidos obligatorios desde la primaria.
Fotos y videos injuriantes tomados con celulares y difundidos por internet, mails y mensajes de texto intimidatorios, blogs y fotologs donde se cuelgan agravios y fotos trucadas, son los recursos más frecuentes que detectan las escuelas en esta nueva forma de acoso escolar difícil de controlar porque excede su alcance.
“Hasta no hace mucho, el acoso terminaba fuera del colegio. Ahora con los celulares e internet no tiene límite. La inmediatez, la masividad y el anonimato que ofrecen estos recursos hacen posible que la situación de hostigamiento pueda durar las 24 horas y convertirse en un verdadero infierno para muchos adolescentes”, explica Flavia Sinigagliesi, pediatra del Equipo Bullying Cero Argentina del Centro de Investigaciones del Desarrollo Psiconeurológico (Cidep).
“Hay muchos chicos que sufren de bullying, pero hay que saber qué es primero para poder distinguirlo”, apunta por su parte la psicopedagoga María Zysman, directora de la ONG Libres de Bullying. “Es muy importante que entendamos que no debemos enseñar a defender a los chicos -agrega-, sino que debemos enseñar a no atacar”.
De acuerdo al trabajo realizado sobre más de 500 docentes de todo el país, hay que decir que el 83% considera que los chicos acceden a la tecnología desde muy temprana edad y el 37% asegura que sus alumnos saben más sobre el tema que los adultos. En esta misma línea, el 40% dice que no cuentan con herramientas para trabajar en prevención. En cuanto a la navegación segura en Internet, el 54% reconoce que el trabajo extracurricular con los alumnos no alcanza. Otro 27%, directamente, nunca abordó el tema.
Si bien el acoso escolar reconoce ciertos límites de edad -ya que suele registrarse mayormente entre chicos de 11 a 15 años-, no así entre sus víctimas. “El hostigado puede ser cualquiera: un morocho entre rubios, o un rubio entre morochos; siempre es el diferente”, mencionan en Bullyng Cero. De todos modos, parecen registrarse ciertas características comunes que llevan al grupo a elegir a su víctima entre algunos “diferentes” antes que en otros.
Una de esa características -quizás la más destacada en los estudios sobre el tema- es no tener habilidades sociales. “El más retraído, el más rígido, el que tiene menos capacidad de relacionarse es el que está más expuesto”, señalan.
Ahora bien, ¿qué perfil tiene el acosador? “Sería imposible realizar una especie de identikit -dice Sinigagliesi-, ya que ni el que hostiga es el vivo, el canchero, el que está tan rodeado de amigos como suelen mostrar, ni la víctima siempre es el raro, el distinto. Hay que saber apreciar cada caso”.
Otro de los temas fuertes que la especialista nombró es el suicidio. “Se habla con tanta soltura de ello que me asusta”, dijo. Con respecto al furor de la serie “13 Reasons Why”, declaró que para ella deja un fuerte mensaje: el de escuchar las otras vías de expresión de los chicos, ya que es muy difícil que los adolescentes quieran enfrentar lo que les sucede, y si los enfrentan, deben tener el respaldo en sus padres y en el establecimiento educativo, que es su segundo hogar.
Los adolescentes van a enfrentarse a las cosas que los padres intentan dejar fuera de sus casas, y es inevitable. “Son chicos y está bien que sean curiosos, pero nosotros como adultos tenemos que también interesarnos y explorar su mundo”, concluyó.
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