Los rescates de animales entre las tareas alternativas más pedidas a los bomberos

Son recurrentes las llamadas de los vecinos para pedir auxilio a la hora de ayudar a una mascota o liberarse de un “intruso”

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Gatos sobre árboles a los que subieron pero después no saben bajar, perros atrapados entre rejas, avisperos a los que nadie se le anima, instituciones con “sequía” a las que hay que llenarle los tanques con agua, rebeldes lagartos overo en el interior de una vivienda. No todo lo que cubren los Bomberos Voluntarios son incendios o rescates de personas en accidentes de tránsito. Lo saben muy bien las instituciones de la Región dispuestas a ayudar cada vez que las convoca una emergencia, más allá de la gravedad de la circunstancia.

Ese tipo de actuaciones constituyen, en el cuartel de Bomberos Voluntarios de Berisso, el 10 por ciento de las salidas de las autobombas. Un ejemplo es el año pasado. Del total de 799 intervenciones, 364 (el 54 %) se debieron a incendios, mientras que 70 fueron por rescates, categoría en la que se incluyen los salvatajes de animales (perros, gatos, caballos y reptiles) como también las veces que los efectivos acuden a los barrios porque algún vecino se desmayó realizando una reparación en el techo de su casa o cayó a un pozo. El resto de las emergencias se produjeron por “servicios varios”, un 25 % (programas solidarios); accidentes viales con personas atrapadas, un 6 %; derrames de sustancias peligrosas, un 3 %; y por emergencias meteorológicas, un 2 %.

“Lo más común es que tengamos que salvar perros y gatos; ahora cada vez más caballos; y a veces, acá, en el río, tenemos que ir por algún lobito de mar que terminó en nuestras costas”, contó el jefe de los Bomberos Voluntarios de Berisso, Roberto Scafati.

Hace unos pocos días, el martes de la semana pasada, a las 9.30, un móvil con una dotación de tres efectivos tuvo que ir al rescate de un perro que había caído al canal que corre paralelo a la avenida Génova (7), a la altura de la calle 165. El equipo pudo sacarlo del agua sano y salvo y lo dejó en manos de una ong proteccionista.

La clásica escena de los Bomberos en auxilio de un gato se vivió, también, en Berisso, durante los primeros días de este enero. Esa vez cuatro hombres del cuartel acudieron a 154 entre 10 y 11, desde donde una vecina había pedido que socorrieran a su mascota, que se había subido a un árbol muy alto de la vía pública, no podía bajar por sus propios medios y la mujer no estaba en condiciones de treparse a las ramas para sacarlo de la emergencia.

Del total de 799 intervenciones, 70 fueron por rescates de animales y vecinos en peligro

A pedido de la Policía, desde el cuartel central de Berisso, una autobomba se desplazó, en los últimos días de 2017, a la calle 25 y 166. Allí, los efectivos hicieron uso de su poder de convencimiento y rescataron a un hombre mayor que fuera de sus cabales amenazaba con tirarse desde el techo de su vivienda. Luego de casi una hora y media de diálogo, el vecino depuso su intención y se pudo proceder a bajarlo de la altura sin consecuencias físicas.

Al rescate en El Peligro

En el amplio abanico de actuaciones, también aparecen los efectivos del destacamento de Bomberos Voluntarios de El Peligro si en la amplia zona que les toca cubrir (desde el km 49 al km 42 de la ruta 2 y desde la calle 188 al cruce de las rutas 53 y 6) algún vecino requiere de ayuda.

Con apenas dos años de vida (se creó el 10 de diciembre de 2015), la sede de bomberos de El Peligro si bien la mayoría de sus intervenciones se dan por incendios forestales y accidentes automovilísticos, también deben salir sus efectivos por rescates de animales.

Una de las actuaciones más llamativas en esa dotación de uniformados, ocurrió en un galpón de la ruta 2 y calle 424, cuando los operarios del lugar se comunicaron con los bomberos para informar sobre un lagarto overo que había ingresado al establecimiento. Los agentes trabajaron 20 minutos para poder retirar el ejemplar.

Mas acá en el tiempo, el pedido de ayuda llegó de las calles 423 y 226, dónde un caballo había caído a un pozo ciego. Mediante el uso de cuerdas, aparejos, y la colaboración de vecinos, el animal fue rescatado sin sufrir trastornos físicos.

Otro episodio curioso se vivió en El Peligro cuando, dos semanas atrás, un perro tuvo que ser retirado del interior de una profunda pileta de natación.

Zona en la que suelen darse las “sequías” en las canillas, también es bastante común que los Bomberos tengan que abastecer de agua a establecimientos que lo necesiten para el uso de los sanitarios. En el cuartel recuerdan, por caso, la ocasión en que el propietario de una fracción solicitó agua con “urgencia” porque, aseguró, de lo contrario iban a morir de sed sus gallinas. “Estamos al servicio de la comunidad las 24 horas”, sintetizó el suboficial Leonardo Compagnucci.

 

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