Vecinos de un sector de Villa Elisa siguen esperando respuestas a los pedidos de mejoras en el barrio
| 18 de Octubre de 2018 | 10:34

Calles de tierra con pozos que las hacen intransitables, iluminación defectuosa, poco desmalezamiento, zanjas con escaso mantenimiento y un auto incendiado que ya pasó a ser parte del paisaje urbano. Sin mencionar los reiterados reclamos de más patrullaje ante los reiterados episodios de inseguridad y la colocación de reductores de velocidad en algunas calles, como la 134, que une Avenida Arana con El Rincón, que desde que la asfaltaron "autos y motos pasan como si fuera la Autopista".
Esos son algunos de los planteos que en el mes de junio, a través de una nota, un grupo de vecinos del barrio Las Retamas le hizo a la delegada municipal de Villa Elisa. Ante la falta de respuestas, gestionaron una reunión con la funcionaria en la que reiteraron los pedidos y de la que se fueron con el compromiso que en materia de seguridad se gestionaría un encuentro con el comisario, algo que al igual de los demás pedidos, no se concretó.
En la esquina de Avenida Arana y 134 nuevamente la calle se hundió y el arreglo provisorio que alguna vez se hizo pasó a la historial. Lo peor, según cuentan los vecinos, es que se trata de una arteria que cuenta con mucho tránsito ya que comunica con El Rincón y también con la calle 426, utilizada también para salir hacia el Camino General Belgrano. "Cuando doblás tenés que hacerlo a paso de hombre a la fuerza porque de lo contrario seguro rompés alguna pieza del auto", contó Fernanda, una de las vecinas que habitualmente circula por ahí.
Pero además, desde que fue asfaltada, hace unos cinco años, esa calle pasó a tener mucho más tránsito y con ello autos y motos que pasan a gran velocidad. "Algunos pasan como si estuvieran en el Camino Centenario o en la Autopista. Por eso pedimos la colocación de reductores de velocidad, no sólo por un tema de seguridad vial para evitar algún siniestro, ya que siempre hay chicos jugando, sino también para que no sea una vía de fácil escape para los delincuentes", comentó Francisco. "No creo que colocar los reductores amarillos, como pusieron en varias calles de City Bell, demande un gran presupuesto, pero todavía no obtuvimos respuesta. Incluso hace un tiempo colocaron sobre 422 cuando la abrieron y eso que no es una calle que tenga tanto tránsito", agregó.
Precisamente el tema de los episodios de inseguridad es algo que en el barrio vienen trabajando desde hace tiempo. Hace cuatro años, tras varias reuniones los fines de semana, los vecinos decidieron colocar la alarma vecinal, pero de todos modos consideran que si la iluminación no es buena y el desmalezamiento no se hace con regularidad, sobre todo ahora que empieza la temporada, son factores que atentan contra la posibilidad de mejorar la seguridad. Al respecto, según indicó Andrea, una de las asistentes a la reunión con la funcionaria, "hubo un compromiso por parte de la delegada de hacer un rastrillaje" para actuar en aquellos lugares donde fuera necesario, pero hasta el momento poco y nada de ello se plasmó, afirmó.
Algo similar sucede con el estado de las calles, muchas con pozos que si no fuera por los propios vecinos que arrojan escombro o material para taparlos "como sea", serían realmente imposibles de transitar sin romper el auto. "No estamos pidiendo otra cosa que las mejoren, que les tiren piedras y pasen la máquina", dijo Edith, otra vecina del barrio.
Pero el emblema de la falta de respuesta a los pedidos de los vecinos, algo para lo que no se necesita mucho presupuesto, es el auto quemado por completo que desde hace meses aguarda que lo remuevan de 423 entre 132 y 133, y así dejar de obstruir la circulación de una calle que de por sí resulta difícil de transitar por el estado en el que se encuentra.
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