El Cambio Climático puede tener una solución; la hipocresía, no

 Sergio R. Palacios (*)

Estos días se dio a conocer un nuevo informe de evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC). En él una vez más se hacen severas advertencias sobre los daños irreversibles que sufriría el planeta de no mediar un drástico cambio. Con drástico se refiere a que las emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI) como el CO2 deberían caer 45 % desde hoy hasta el 2030 para limitar el calentamiento global a 1,5 ºC, y que el planeta todo debería llegar a 2050 con la “neutralidad de carbono”. Es decir, se deberían dejar de emitir más gases de los que se logra retirar.

El IPCC desde su primer informe en 1990 realiza estudios detallados sobre la evolución del cambio climático y sus consecuencias. El problema cada año se agrava pese a las advertencias científicamente incuestionables que con cada reporte actúan como una fuerte alerta. Pero estos informes no han sido las únicas advertencias de la comunidad científica global. Por lo menos desde 1972 con la publicación de la investigación del grupo de economistas liderados por Dennis Meadows bajo el título “Limits of Growth”, el mundo sabe que hay “límites al crecimiento” impuestos no por la voluntad humana sino por las condiciones y recursos de la biosfera. Vos podes fumar todos los cigarrillos que tu cuerpo soporte, no los que tu voluntad omnipotente determina.

Pasados 25 años del informe Meadows, en 1992 se producen tres acontecimientos de escala global vinculados al CC: 1) La declaración llamada “Advertencia de la Comunidad Científica Mundial a la Humanidad”, redactada por la Union of Concerned Scientists y más de 1.500 científicos independientes de 184 países, donde reclamaban que “se frenase la destrucción ambiental y que sería necesario un gran cambio en nuestra forma de cuidar la Tierra y la vida sobre ella, si quería evitarse una enorme miseria humana”. 2) Concreción de la “Cumbre de la Tierra” por parte de la Conferencias de Naciones Unidas sobre el Medio ambiente y el Desarrollo (ONU), participando unos 180 gobiernos bajo la consiga de promover el desarrollo sostenible. 3) Dictado y aprobación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, luego completada con el Protocolo de Kioto (1997) a partir de cuando se celebran las Conferencias de las Partes Contratantes (COP) donde se analiza la marcha de la aplicación de la Convención y se celebran acuerdos para afrontar la problemática del CC, habiendo sido hasta aquí el Acuerdo de Paris (COP-21) el más relevante por el compromiso asumido por los Estados signatarios en la reducción de emisiones de GEI.

Existen entonces: acuerdos y tratados internacionales para avanzar en materia de CC y acelerar la transición hacia una economía sin emisiones; mucho conocimiento científico sobre el problema para poder afrontarlo con medidas de adaptación y mitigación; un alto desarrollo tecnológico de costo decreciente año tras año como lo son las energías renovables y limpias para lograr la sustitución de la matriz energética; conocimiento avanzado para desarrollar un modelo de producción y consumo sostenible: arquitectura, eficiencia energética, agricultura ecológica, economía circular para los recursos, etc.

Todos los Estados y actores con Poder económico en el mundo saben que el CC es la mayor amenaza global que tiene frente a si la humanidad. Que sus consecuencias potencian todos los problemas que hoy sufrimos: contaminación, hambre, migraciones forzadas, escasez de agua y tierras, huracanes, tormentas, inundaciones, sequias, extinción acelerada de especies animales y plantas, enfermedades. ¿Necesitamos conocer más?

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Pero, al mismo tiempo de ser conscientes del problema y sus consecuencias; los principales actores en su dialéctica usan y abusan en las referencias al problema como una invocación divina pero realizada por almas que en la materia solo demuestran ser paganas.

En síntesis, tenemos un problema de máxima gravedad y existen las soluciones a ese problema; pero quienes deben unir lo primero con lo segundo no lo hacen porque controlan un juego peligroso animado en la hipocresía económica y política. Aunque los modelos de negocios lleven a la destrucción, se privilegia la ganancia política y financiera con el discurso falaz del “crecimiento económico” bajo la economía de carbono.

El crecimiento económico basado en el paradigma productivista/consumista del SXX fue el causante del CC y sostenerlo solo puede agravar el problema. Cambiar al paradigma de la sostenibilidad es la única vía para asegurar prosperidad. Para eso hay que elegir entre los negocios de muy pocos o la supervivencia del planeta de todos.

El CC es un problema que veremos plasmado en un drama ambiental, económico y social. Un Armagedón, al que nadie presta atención mientras no le llegue en forma directa, pero que llegara indefectiblemente. La penicilina para esta enfermedad llamada cambio climático ya existe y está al alcance de la mano. El problema es que lo que no cura es la hipocresía política y económica.

(*) Abogado