Emmanuel Horvilleur: “Trato de no ir por el camino asfaltado”

En plan solista tras otro impasse de IKV, regresa a la Ciudad el sábado para mostrar sus clásicos y sus nuevos singles, donde juega con atmósferas diferentes. “Me tomé el año para probar cosas que nunca había probado”, cuenta en diálogo con EL DIA

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Tras una reunión de cinco intensos años, con giras por todo el continente, con su socio de la adolescencia, Dante Spinetta, en Illya Kuryaki and The Valderramas, la mítica banda que estiró las fronteras musicales nacionales y latinas, Emmanuel Horvilleur transita ya más de una temporada en plan otra vez solista. Y en ese plan llegará a la Ciudad, el sábado, para presentarse en 55 entre 10 y 11 en el marco del festival Fango, con Conociendo Rusia como telonera.

Horvilleur llega a La Plata en un momento álgido para el país, pero al respecto lanza que “la cultura no se come, pero alimenta”.

“Yo soy un tipo que muchas veces estoy emocionalmente roto y pongo un disco y salgo a flote, y pienso que todo puede ser mejor. Yo quiero creer eso, quiero creer que uno se sube al escenario y puede transformar al que está abajo, borrarle un poco los problemas que tiene, exorcizar los males, aunque sea por una hora y media”, se entusiasma Horvilleur, que promete tocar en la noche platense sus nuevos singles y también “mis discos, mi carrera”.

Inmediatamente, se arrepiente. “La palabra carrera me da un poco de risa”, afirma, a pesar de que ya lleva en la ruta musical más de 25 años. La aventura de Horvilleur comenzó en IKV con el fundacional “Fabrico cuero”: tenía apenas 16 años. Y el debut en Primera, en realidad, fue incluso anterior: producto de una infancia compartida, los niños Spinetta y los Martí (Lucas y Guadalupe, medios hermanos de Emmanuel, hijos del fotógrafo y supuesto discípulo de Bruce Lee, Eduardo Martí) habían conformado Pechugo y compuesto “El mono tremendo”, que cantaron con Luis Alberto Spinetta para “Tester de violencia”. Emmanuel tenía apenas 13 pirulos.

Hoy, treinta años después, “sigo haciendo lo que me gusta, me siento un afortunado”. Tiene 43, y acepta que ya tuvo la crisis de los 40: “La tuve a los 39: me dí cuenta de que veinte años no es nada”, se ríe, y relata: “Me pasó algo que me atravesó un rayo desde el cerebro hasta los pies, y me dejó medio turuleco un par de días: estaba haciendo una entrevista en Nueva York, y en un monito apareció ‘a veinte años de Friends’. Y me dije: ‘¡Veinte años de Friends…!’. Me agarró una reacción física a eso, que me dejó como… ufff. Pero después se me fue acomodando, por suerte”.

NUEVA ETAPA, NUEVOS SINGLES

Superada la crisis, llega, dice, en un momento de particular disfrute, jugando como es su costumbre en el plano solista. La temporada pasada, mientras retomaba su aventura en solitario, había prometido disco nuevo, aunque el momento de encerrarse en el estudio no llegó nunca: en su lugar, Horvilleur se suma a la tendencia moldeada por las nuevas formas de escucha y viene lanzando single a single, un formato que le permite experimentar y mutar.

“Me junté con diferentes músicos en diferentes etapas, probando cosas en direcciones muy diferentes”, cuenta el artista. De las primeras juntadas, junto a Didi Gutman, salieron “El Hit” y “Somos nosotros”, canciones más marcadas por el pop y la música electrónica. “El Hit”, paradójico hit donde canta que “yo nunca perseguí el hit”, nació jugando con Gutman.

“Me pasa mucho que las canciones que marcan una diferencia surgen en momentos donde uno no es tan consciente, como un juego, como ha sido ‘Abarajame’”, se ríe Horvilleur, aunque confiesa que “uno persigue el hit. O mejor dicho, uno quiere hacer una canción que se destaque dentro de lo que uno hace”.

Pero perseguir el hit no significa, ha aprendido en sus más de dos décadas con la música, perseguir la tendencia. “Hay una música que a veces parece que es más fácil de escuchar, que es la música que está de moda. Pero la música que está de moda casi siempre deja de estar de moda. Ahora quizás el oído está afinado para escuchar un trap, naturalmente, y el mundo escupió millones de canciones que son casi la misma, desde Tailandia a París y Argentina. Alguna va a quedar. Pero no todas”, dispara Horvilleur, que “me veo influenciado por estas músicas nuevas, pero después de tantos años de carrera lo que quiero hacer es mi música, la música de Emmanuel Horvilleur”.

LA EXPLORACIÓN

Buscando hacer su música se juntó, en este período de experimentación, con Vicentico, con Lisandro Aristimuño, con Usted Señálemelo. “Me tomé el año para probar cosas que nunca había probado. Tal vez esta situación de que el disco ha dejado de ser lo principal, me permitió tomarme este tiempo para probar estas cosas”, explica, y dice que bajo este método “singlero”, “cada canción gana en fuerza, tiene un cuidado más puntilloso. Eso me gusta, me gusta que cada canción tenga un porqué, a veces en un disco todo se va pegoteando entre sí, está todo dentro de una atmósfera, y esto va a traer diferentes atmósferas”.

El tercer single lanzado por Horvilleur esta temporada es “Ella dijo no”, que ofrece un clima efectivamente distinto a “El Hit” y “Somos nosotros”, y retoma el Horvilleur que canta al amor. “Me gusta sentirme un tipo romántico. Lo debo ser a mi manera: no exudo romanticismo por los poros, pero me gusta lo que pasa cuando uno escribe esa música”, dice, aunque se reconoce como parte de una escuela particular del romanticismo: una que abraza el lado oscuro del romance.

“El mundo de lo romántico a veces cae en un cliché, el de las letras que se entiendan sí o sí. Mis referentes van por otro lado: Spinetta, Prince… Trato de no ir por el camino asfaltado, aunque hay canciones de tipos como Luis Miguel que me encantan, pero yo tengo un costado un poco más cinematográfico, siempre soy un poco más David Lynch en las letras”, dice.

El año de juegos musicales solistas, cuenta Horvilleur, se extenderá hasta 2019. ¿Y qué pasará con IKV? ¿Habrá más reuniones? “No cerramos esa puerta”, explica, “pero le tenemos ese respeto a Kuryaki: volver siempre tiene que estar bueno”.

El “respeto” por el combo nace de que “con Dante hicimos una música que marcó un diferencial respecto a cómo se encaraba el rock, mezclamos rap, rock nacional, la canción, el funk. Ha sido el puntapié inicial para una percepción diferente de la música, más libre”, analiza Emmanuel. “Ahora en un festival de rock conviven bandas y situaciones diferentes, algo que nosotros tuvimos que padecer en los 90. En ese sentido, después de años de vernos bardeados por públicos más rockeros, más fundamentalistas, desde ese lugar hemos hecho nuestro aporte para que la cosa sea más amplia, mentalmente. Y tal vez hoy muchos no conozcan a Illya Kuryaki de todos estos niños que escuchan hoy rap, trap o géneros urbanos, pero bueno, no es la primera vez que pasa eso con los fundadores de algo…”

 

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