Una familia que va con la música a todas partes

Padres e hijos llevan la misma música folclórica en la sangre. Desde City Bell, los Acevedo Díaz-Vaamonde llegaron con su música a Tucumán, con su propuesta, “De la raíz a los frutos”, en la que suman a sus cuatro hijos.

Cada uno cumple un rol en el grupo, pero todos tocan más de un instrumento.

Javier Acevedo Díaz va todos los años a la provincia que lo vio nacer con su voz, su guitarra y sus armónicas. En 1986 partió desde allí a nuestra Ciudad, donde se instaló, en la vida y en la música, junto a Laura Vaamonde. Ambos subieron a los escenarios como “Dos por tres”, porque en el show se alternaban como solistas y como dúo.

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Junto a Juan Pedro, el más chico de 14 años, que es pianista, ya ganó concursos y está invitado a tocar en China. Juan Osvaldo, de 17 años, toca aerófonos y hace luthería de flautas irlandesas. Emilia, de 26 años, estudia Música Popular en la Universidad Nacional de La Plata; canta y toca el bajo, guitarra y percusión. Juan Javier, el más grande, tiene 27 años, estudia dirección orquestal, toca guitarra, piano, bajo y canta.

“Con los chicos el proyecto musical se convierte en algo maravilloso. ‘De la raíz a los frutos’ es un sueño cumplido. Surge de la madurez de tocar juntos, más la concordancia de los gustos, porque que a tus hijos les guste lo mismo que a los padres y que ellos coincidan también es inusual”, contó el padre de familia.

“Tenemos la dicha de reunir las dos condiciones, de compartir la vida con los hijos músicos es un placer diario porque los ensayos no son forzados; son momentos de un disfrute, horas y horas de trabajo. Y cuando los padres nos vamos a hacer otras actividades, ellos siguen tocando. El repertorio está bastante signado por lo que hemos hecho los dos toda la vida, la raíz folclórica. Los chicos aportan desde sus formaciones: desde lo clásico, lo contemporáneo, el jazz y el blues, hasta la música celta”, agrega.

Los Acevedo Díaz llevan una vida en la música argentina y latinoamericana de raíz folclórica, con una prolífica labor en su Centro de Estudios y de Luthería en City Bell, donde forman músicos desde edades tempranas.