El frente externo tras la ayuda del FMI

Sin dudas el anuncio del viernes del Fondo Monetario Internacional que completará el otorgamiento de un crédito stand by por un total de 56.300 millones de dólares, de los cuales se efectivizarán antes de fin de año 24.400 millones trajo alivio en el Gobierno y en los mercados, donde se apuesta a que esta ayuda permitirá a la economía argentina transitar el tramo más complejo de cara a lo que viene.

Es decir se buscará surfear hasta marzo o abril, cuando comiencen a llegar los fondos frescos provenientes de la nueva cosecha de granos, que para el próximo año se supone será récord.

Además a ello se suma los primeros síntomas de que la economía está reaccionando positivamente a la devaluación y a la dura política monetaria, ya que según los datos de intercambio comercial de septiembre, el país tuvo un resultado positivo de 314 millones de dólares. Si bien se trata de un monto exiguo no es menos cierto que se trata del primer saldo positivo en el intercambio comercial desde diciembre de 2016.

Es cierto que ello en gran medida obedeció a la caída de las importaciones que se redujeron un 21,2%, mientras las exportaciones tampoco subieron, aunque su caída de 4,7% fue mucho menor, lo que explica que por fin el resultado del intercambio arrojara datos positivos.

El atraso cambiario que experimentó la Argentina en 2016 y 2017 fue un importante impulsor de las importaciones, mientras que las exportaciones argentinas no reaccionaron en la misma proporción.

El pobre desempeño de la actividad económica de Brasil, principal comprador de productos argentinos, más el bajón de los precios internacionales de las materias primas y sus derivados industriales, que representan cerca del 40% de las ventas externas nacionales, pusieron un techo bajo al potencial exportador.

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En 2016, la caída de 1,8% en la actividad económica fue un lastre para las importaciones. En aquel año recesivo hubo un superávit comercial de U$S 2.128 millones, luego de un 2015 que había cerrado con déficit de 2.969 millones de dólares.

Pero en 2017, con un PBI que creció 2,9% y un valor del dólar muy retrasado respecto de la inflación, las importaciones recuperaron con fuerza -casi 20%- y el año finalizó con un saldo comercial negativo récord, de U$S 8.471 millones.

La tendencia de 2018 no fue muy diferente, aunque el rojo comercial fue cediendo a medida que el peso argentino se devaluaba y condicionaba la demanda de productos importados.

Pero más allá de los avatares en materia de intercambio comercial y la posibilidad de ingreso de dólares genuinos que ello trae aparejado, lo cierto es que también genera preocupación la suma de obligaciones que deberá hacer frente.

CRECE LA DEUDA

Lo cierto es que mientras se confirmaba la aprobación de la ampliación del FMI, los datos oficiales con firmaban que la relación de la deuda pública en relación al PBI alcanzó niveles tan elevados como los de Argentina previos al canje del 2005.

La relación deuda y producto pasó de 57 a 77 % al 30 de junio de este año, cuando debido a los efectos de la devaluación y la suba de la deuda por el stand by, el endeudamiento público interno y externo (en pesos y moneda extranjera), alcanzó los U$S 327.167 millones.

En tanto un trabajo de Cifra, el centro de estudios de la CTA hace subir para este año al 52% del PBI la deuda pública neta y al 87% del PBI la deuda pública total (ver gráfico)

El efecto de la devaluación fue doble, por un lado, redujo el valor del PBI medido en dólares; y a la vez licuó la deuda en pesos. Pero sí incluye el primer desembolso del FMI por U$S 14.911 millones. Claramente se espera que esta relación se altere a medida que ingresen los adelantos de fondos aprobados por el organismo multilateral.

Lo cierto es que hasta el staff del Fondo, más allá de la aprobación del inminente desembolso, advirtió que la deuda pública pasará a representar el 81% del PBI para fin de 2018. Para el staff del FMI, la situación es crítica, al haber sobrepasado el umbral que el propio organismo considera como altamente riesgoso, que es una relación del 70%.

En un extenso documento staff report se da a conocer la visión de los técnicos del organismo y se difundió casi en simultáneo con la aprobación del nuevo tramo del crédito stand by.

Si el nuevo plan acordado con la Argentina funciona según las expectativas, ese ratio debería caer a otro mucho más manejable del 59% para el 2023. Sin embargo, hay fuertes riesgos de que eso no suceda y fueron plasmados en un documento por los propios técnicos del Fondo.